No cabe duda que, como dice el dicho, “cada quien ve para su santo”. Prueba de ello fue la carta que enviaron los senadores del PAN, José María Martínez, Ernesto Ruffo y Víctor Hermosillo a los Congresos estatales para pedir que –por favor– no aprueben la reforma política de la Ciudad de México. La petición tiene varios argumentos, pero hay dos que llaman la atención. Dicen que les parece injusto que los mexicanos tengan que pagar por la educación y la salud de los habitantes de la Ciudad de México, pues esos recursos serán proporcionados por la Federación. Y también se quejan de que el pastel de dinero público deberá repartirse entre más entidades, pues ahora la Ciudad de México tendrá acceso a los fondos, ramos y recursos federales, por lo que a los otros 31 estados ahora les tocará menos capital. Tal parece que estos legisladores del PAN –al menos Ruffo y Hermosillo, de Baja California–, están aplicando una venganza por el apoyo que los perredistas dieron a la homologación del IVA en la frontera. Ahora sí que, como dice otro dicho: “Nada se olvida más despacio que una ofensa”.
No para Guerrero
Desde hace meses le hemos adelantado que la violencia en Guerrero no para y no va a parar. Tan sólo ayer se reportaron 9 asesinatos. Y es que ya el Gobernador Héctor Astudillo pidió la ayuda de la Federación, que a final de cuentas será la que se encargue de intentar poner orden. Si bien es cierto que urge que los responsables de asesinatos y una gran cantidad de delitos más paguen, también es cierto que las autoridades estatales y municipales también deben de hacerse responsables. ¿O cada vez que alguna autoridad no pueda con su cometido gritará auxilio al gobierno federal?
El coscorrón de Beltrones
El líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, les puso tremendo coscorrón a sus homólogos del PAN y del PRD. Con eso de que serán Agustín Basave y Ricardo Anaya los encargados de perpetuar a “Chabelo” y su juego de la catafixia, el priista se aventó una buena puntada. Según Beltrones, al aliarse PAN y PRD están intercambiando estados en los que pueden aliarse, es como el clásico concurso. El comentario dolió harto y los panistas ya andan pensando qué responderle, pero pues ya será tarde. La verdad es que cada vez que estos dos partidos intentan aliarse surgen todo tipo de críticas y el recuerdo más recurrente fue el pleito en la elección presidencial del 2006, cuando hasta catorrazos hubo en la toma de posesión de Felipe Calderón como Presidente. Hoy ya todo eso está en el olvido.
