Cuando el cáncer regresa
“Es muy desesperante. Estoy desesperada. He escrito a la Comisión de Salud, al director del ISSSTE, a Derechohabientes, he acudido a fundaciones, organizaciones civiles y nadie da respuesta. Solo dicen que como se centralizó todo, pues no han autorizado los medicamentos. Mi tratamiento es por un año. Coticé unas pastillas y están en 79 mil, […]
Josefina Vázquez Mota“Es muy desesperante. Estoy desesperada. He escrito a la Comisión de Salud, al director del ISSSTE, a Derechohabientes, he acudido a fundaciones, organizaciones civiles y nadie da respuesta. Solo dicen que como se centralizó todo, pues no han autorizado los medicamentos. Mi tratamiento es por un año. Coticé unas pastillas y están en 79 mil, una inyección 23 mil, y la más barata, en 10 mil. Mi vida está de por medio”, dijo Lourdes Hernández.
Lulú, como le dicen de cariño, es maestra y tiene 42 años, hace uno meses le notificaron que el cáncer de mama había regresado. Llevaba más de dos años sin que éste apareciera luego de que fue diagnosticada, por primera vez, ocho años atrás.
“Cuando el cáncer regresa sientes el mismo temor que al principio, piensas en tu vida, pues creías haberla salvado”, asienta.
Además, cuenta que el cáncer regresó en mal momento, justo cuando en México hay una crisis de desabasto de medicamentos oncológicos.
Desde octubre está esperando que le den respuesta en el ISSSTE, porque, como dicen: “el cáncer avanza”, pues éste no sabe de crisis de medicamentos, ni de ley de austeridad, ni de compras centralizadas.
Lulú también, como muchas mujeres que padecen cáncer de mama, ha acudido a las redes sociales para ver si así pueden voltear a verla y resolver su petición, aunque, asegura, “no es la única”.
“@drpedrozenteno mi nombre es María de Lourdes Hernández Santiago, me atiendo en el Hospital General 1 de octubre, CDMX. Llevo más de dos meses esperando que me autoricen medicamento oncológico (Fulvestran, Palbociclib, Denosumab), y nadie me responde @ISSSTE_mx”, escribió en Twitter.
Para Lulú no es posible costear por su cuenta el medicamento, porque aunque la familia y amigos reúnan algo de dinero, no alcanza para comprar todo y el tratamiento requiere de todas las medicinas al mismo tiempo.
“Estoy batallando por mis medicamentos oncológicos. Nadie da respuesta. Desde octubre estoy en espera y nada. Ley de austeridad, centralizaron todo. En fin”, agrega.
Apenas el mes pasado el Gobierno federal aceptó que en el país hay una crisis de medicamentos; dijo que “no hay excusas” para que exista tal desabasto, y ordenó resolverlo al titular de Salud.
Mientras tanto, las niñas, niños y adolescentes que al igual que Lulú padecen cáncer, esperan cada semana a que suene su teléfono para que les notifiquen que ya están sus medicamentos, o que al acudir a su clínica u hospital les den la noticia de que ya llegaron los fármacos.
El cáncer de mamá es la primera causa de muerte en mujeres en nuestro país, se pronostica que una de cada ocho mujeres puede padecerlo.
“Es por eso la urgencia de contar con el tratamiento, porque mi vida es la que está en riesgo. Yo deseo vivir, pero sin medicamentos no puedo. Confió en que el Gobierno lo resuelva lo antes posible, no solo por mí, sino por todos los que necesitamos oncológicos”, señala.
Lulú es un testimonio fuerte y cierto. Lo que está en juego no es solo un tratamiento, ni unos cuantos días de vida, sino la vida misma, la vida entera.