“La gente me pide que prediga el futuro, cuando todo lo que quiero hacer es prevenirlo, mejor aún, construirlo. Predecir el futuro es mucho más fácil como quiera. Mira a las personas alrededor tuyo, la calle en la que estás parado, el aire visible que respiras, y predice más de lo mismo, al diablo con esto, yo quiero algo mejor”.
Ray Bradbury de su ensayo Beyond 1984: The People Machines
Cuando despertó, Morena todavía estaba allí.
Creo que André Breton nos calificó de surrealistas, porque al menos todavía no se daba a conocer a gran escala el término de distopía, el cual, realmente se aplica a este país que decidió emitir un sufragio el pasado 6 de junio, y aunque la balanza política sólo cambia de colores, en el fondo sigue siendo la misma.
Nos enfrentamos a un presente que sigue siendo corrupto, que deja en duda la legitimidad del voto, pero lo que debe ser preocupante es el futuro, ese que se avecina y parece lejano, pero está a la vuelta de la esquina, en el que el gobierno ya tendrá toda nuestra información biométrica y nos hará vivir en una simulación de libertad.
Pero en la realidad, vivimos en una prisión social que nos encapsula, que nos segrega, que nos aísla del resto de naciones del primer mundo, que cada vez más nos hunde en una verdad evasiva, y pasarán siglos antes de que la situación económica mejore, esto va a empeorar antes de mejorar.
¿Recuerdan que en 2011 el cineasta sudafricano Neill Blomkamp vino a México a rodar Elysium? Esta película se sitúa 133 años en el futuro y describe una ciudad de Los Ángeles sobrepoblada que vive en una extrema pobreza, mientras que los ultramillonarios viven en una hábitat que se encuentra en la órbita de la Tierra.
¿Saben qué respondió Blomkamp cuando le preguntaron si él intentaba predecir el futuro? Dijo: “No, no, no. Esto no es ciencia ficción. Esto es hoy. Esto es ahora”, y claro que es ahora, fue pasado y será futuro, las secuencias que filmó de podredumbre corresponden a Iztapalapa, y las de opulencia son de Interlomas en Huixquilucan.
Jugando Cyberpunk 2077, me he preguntado lo mismo constantemente al estar en ese mundo abierto desarrollado para consolas como PlayStation o Xbox, ¿acaso no estamos ya en una simulación del futuro?
Mi respuesta es cruda, pero sencilla, aberrante e inverosímil, inhóspita, pero real; queridos lectores, escapen de aquí, nada les espera a ustedes y sus futuras generaciones, los políticos nunca velarán por el futuro de la nación, este es un lugar perdido, sin esperanza, sin futuro, sin un porvenir.
Hoy es este mundo cyberpunk, y no queda más que ir a un “Elysium”, fuera de Latinoamérica, más allá de todo lo que conocemos, ojalá ahí, en otra frontera, en un país de idioma diferente, encuentren la salvación que sí existe, pero que también será difícil de alcanzar.
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