Lorenzo Córdova primero declaró en un programa de radio que sus comentarios sobre los indígenas que recibieron asesoría del INE fueron algo jocoso. Por supuesto acusó la ilegalidad de la grabación e incluso el domingo salió acompañado de todos los consejeros del órgano electoral a decir que lo que se buscaba en realidad era desprestigiar y quebrantar la institucionalidad del INE. No hubo autocrítica o el mínimo atisbo de reconocer un error o una conducta que no es exclusiva de él.
Seguramente al ver que sus declaraciones en nada sirvieron para bajar la temperatura de los ciudadanos en redes sociales, tomó una sabia decisión. Se reunió con los indígenas de Guanajuato a los que de forma burlona hizo referencia en la llamada que fue filtrada. Recibió en sus oficinas a Mauricio Mata Soria, gran jefe de la comunidad chichimeca, de frente le ofreció disculpas y el representante a nombre de las comunidades se las concedió. Tan fácil que era hacer eso desde el principio.
Secreto a voces
Lo que todos sabían, el gobernador de San Luís Potosí, Fernando Toranzo, tiene su futuro no en la política, sino en los invernaderos que se han puesto de moda y se construyen al sur de la capital de esa entidad. Lo sabían los productores y quienes llevan años en el ramo. De pronto hubo un auge de invernaderos con apoyos del gobierno estatal y federal.
Ahora, en plena campaña, ha salido a la luz pública que uno de esos inversionistas es un hijo del gobernador. Era un secreto a voces.
Nos dicen fuentes del gobierno potosino que Toranzo lo hizo a la vieja usanza, dejando huellas y documentos y que pronto le explotará el escándalo. Esperemos que en esos invernaderos hayan sembrado albahaca, ya que dicen que cura el mal del susto.
¿Y los compromisos de los taxistas?
Un nutrido grupo de taxistas desquició ayer parte de la Ciudad de México para protestar en contra de la empresa Uber. Su queja es que a estos taxis especiales no los someten a las exigencias que a ellos les impone la Secretaría de Tránsito y Vialidad del Distrito Federal.
Por el momento, molestando a miles de ciudadanos, lograron que las autoridades adelantaran que se hará una revisión con el fin de meter regulaciones al servicio de la empresa internacional Uber. Hasta ahí todo bien. Pero, ¿hay algún compromiso por parte de los manifestantes para mejorar el servicio? ¿Existe alguna estrategia para convencer a los cientos de clientes de Uber de que su servicio es seguro, confiable y eficaz? La verdad este es un caso en el que el ciudadano, es decir el usuario que paga, tiene la última palabra.
