Los panistas están defendiendo su presunto triunfo en Colima. La autoridad electoral ya dijo que se van al voto por voto y es altamente probable que el triunfo sea para el PRI. Sin embargo el miércoles marcharon para defender lo que ellos llaman la decisión ciudadana, justo lo que le criticaron al PRD.
Y el jueves, hicieron otras actividades de defensa, pero ya cansados de la “lucha” se fueron a un lujoso restaurante de Colima, en donde en un privado degustaron una rica comida evitando el bochorno que produce el clima de ese estado.
El candidato Jorge Luis Preciado, Marcela Torres Peimbert, Ricardo Anaya y Francisco García Cabeza de Vaca demostraron que la defensa electoral puede ser VIP. Se sacaron fotos desde el mencionado restaurante –entre una nutrida cava de vinos tintos– y anunciaron que defenderán sus votos hasta el cansancio. Lástima que los seguidores de Jorge Luis Preciado no puedan haber departido al igual que los legisladores en ese bonito lugar, porque a ellos les tocan las marchas en a plena luz del sol. ¿Y las comidas?, pues en su casa.
En carne propia
Quien ahora está pasando “las de Caín”, como dice el popular dicho, es Fernando Bibriesca, el hijo de Martha Sahagún, esposa de Vicente Fox. Resulta que el pupilo de la ex primera dama perdió la elección en Celaya, Guanajuato, por 14 mil 023 votos, un 9.95 por ciento. Aun así, el más pequeño de los hijos de Martha Sahagún ha dicho que impugnará el resultado porque dice que el gobernador, Miguel Márquez, y la Iglesia católica, metieron las manos a la elección. Es el tercero de su dinastía que intentó, sin éxito, conquistar la alcaldía de Celaya. En 1994, su madre compitió por la alcaldía y fracasó.
En el 2002, su padre, Manuel Bibriesca, también falló. En su equipo se dice que no haber podido cumplir con el dicho de que “la tercera es la vencida” es lo que lo tiene en pie de lucha. Y no se le ve intención de aceptar así como así los resultados. Ya se verá.
Ironía laboral
El Partido del Trabajo se quedó sin trabajo. A pesar de que en los últimos días estuvo en los estertores dando posibles señales de vida, al final del cómputo de las pasadas elecciones del pasado 7 de junio, este organismo político no alcanzó el 3 por ciento de la votación que se requieren para poder seguir siendo formalmente un partido.
Se van dos décadas de un partido que pudo sobrevivir gracias a las alianzas con unos y otros –sin distinguir ideología- y que ahora enfrentado solo al juicio de los electores recibió la sentencia de un verdugo.
