Desde mi palco: Ni 49ers ni Chiefs
Muy pocas veces han llegado al Super Bowl dos equipos tan parejos y poderosos con aspiraciones reales de ganarlo, será una gran batalla entre una de las mejores defensivas, los 49ers, y una de las mas explosivas ofensivas, la de los Chiefs. La pregunta más frecuente cada vez que se acerca un Super Bowl es […]
Alfredo Domínguez MuroMuy pocas veces han llegado al Super Bowl dos equipos tan parejos y poderosos con aspiraciones reales de ganarlo, será una gran batalla entre una de las mejores defensivas, los 49ers, y una de las mas explosivas ofensivas, la de los Chiefs.
La pregunta más frecuente cada vez que se acerca un Super Bowl es ¿A quién ves como favorito?, mi respuesta siempre es: “No soy adivino, soy analista de los hechos” y de ahí para adelante, solo que nunca como en este Super Bowl LIV (44) el juego se presenta tan parejo, de hecho, los pronosticadores – apostadores de las casas de apuestas salieron hace dos semanas cuando conocimos a los dos contendientes con una diferencia mínima de 1.5 puntos, es decir, la mitad de un gol de campo, todo pronóstico aquí y en el deporte que sea va siempre en contra de las leyes no escritas que dicen “nadie gana un partido sin haberlo jugado”.
De la cabina a la oficina del jefazo
Los 49ers llegan con paso consistente después de haberse renovado con la paciencia de quien sabe lo que hace solo que en su caso el Gerente General de la organización, John Lynch, pieza clave en la formación de un equipo en base al reclutamiento, agentes libres, intercambio con otros equipos, llegó a la oficina a asumir este rol sin ninguna experiencia previa como directivo aunque, y aquí está la clave, tuvo una muy exitosa carrera como jugador, once temporadas y varias visitas al Juego de Estrellas, con los Tampa Bay Buccaneers con quienes ganó un anillo de Super Bowl, cuatro con los Denver Broncos y casi una con los Patriots que lo cortaron antes de iniciar la temporada 2008, cuando Lynch se retiraba con la cabeza gacha y su maleta con sus pertenencias del vestidor de los Patriots llegó la llamada que cambiaría su destino al ser invitado como analista de tiempo completo por la cadena FOX destacando de inmediato no solo por su carisma, facilidad de palabra y conocimiento, sino por su capacidad de análisis, ahí estuvo ocho temporadas hasta que los dueños de los 49ers lo invitaron a hacerse cargo de las operaciones del equipo en 2017, haciendo sentir su mano de inmediato, hoy apenas en su segundo año los 49ers regresan al Super Bowl a confirmar su calidad de uno de los pocos equipos que pueden nombrarse “Dinastía”.
49ers de San francisco, la dinastía
Los 49ers llegan una vez más al Super Domingo por sexta ocasión, cinco victorias de la Dinastía dominante en los 80s-90s, formada paso a paso por el coach Bill Walsh seleccionador y formador de aquel equipo invencible encabezado por Joe Montana y el mejor receptor de siempre Jerry Rice, el “otro” gran receptor Dwight Clark, el corredor fuera de serie Roger Craig apoyados en una de las mejores líneas ofensivas de todos los tiempos, a la defensiva sus cuatro profundos eran también intratables.
El último de aquellos cinco triunfos obtenidos desde 1981 a 1994 se dio con la salida por enfermedad del coach Walsh y por la lesión de Joe Montana que a su regreso ya no cupo en los 49ers por la gran actuación de Steve Young, por lo que se fue con los Kansas City Chiefs.
Los 49ers entregaron la dirección al coach George Siffert a quien injustamente se le señala como “haber dirigido en automático un equipo formado por Bill Walsh”, nada más lejano a la realidad, Siffert debió sufrir la frustración de perder dos finales de Conferencia con los Dallas Cowboys, reforzando al equipo con agentes libres que finalmente los llevaron a ganar el Super Bowl XXIX (29), por cierto jugado aquí en Miami en este mismo Estadio que entonces se llamaba “Joe Robie” y que hace unos años fue remodelado, hoy se le conoce como el “Hard Rock Stadium”, aquellos 49ers del coach Siffert apalearon a San Diego Chargers y tanto para el coach Siffert, como para el quarterback Steve Young, ese triunfo les quitó el fantasma de las espaldas al lograrlo por su propio talento
San Francisco perdió en el “Duelo de Hermanos” en 2012 dirigidos por el coach John Harbaugh, que cayó ante los Baltimore Ravens dirigidos por Jim Harbough,fue aquel partido en el que se fue la luz en el Super Domo de Nueva Orleans, el quarterback de los 49ers era entonces Colin Kaepernick.
Este domingo son unos 49ers totalmente diferentes en talento en donde la ofensiva conservadora batalla arropados en una de las mejores defensivas de la NFL.
Los jefes con un solo trofeo
Los Chiefs llegan como el equipo que todos esperábamos desde hace mucho tiempo pero que nunca alcanzó a consolidar resultados grandes, un solo trofeo del Super Bowl hace 50 años en el SB IV (4) y doce títulos divisionales no alcanzan para hacer una historia ganadora en la NFL, han sido muchas temporadas frustrantes con juegos de playoffs en los que han cometido errores puntuales que los alejaron del juego grande, de hecho, la temporada pasada perdieron el título de la Conferencia Americana y por ende el pase al Super Bowl en tiempo extra, cuando los Patriots ganaron el volado y el derecho a iniciar la ofensiva que, al terminar el touchdown dejan, de acuerdo a la injusta regla, sin oportunidad de que el otro equipo, en este caso Kansas City, tenga la misma oportunidad de anotar.
La moneda de plata mexicana
Hace un par de meses, cuando los Kansas City Chiefs visitaron la CDMX para jugar ante los Chargers en el Estadio Azteca, fui invitado por Kansas City Railroad a conducir el evento de una cena la noche previa al partido en la hacienda de los Morales, ahí, entre broma y muy en serio le entregué al presidente de los Chiefs, Mark Donovan, una “Onza de plata Mexicana”; moneda acuñada por Grupo Salinas, como un amuleto que libraría de esa mala suerte de perder volados a los Chiefs, “con esto llegarán al Super Bowl” le dije a Mark y conste, aquí están los Chiefs con muchas probabilidades de llevar a sus vitrinas su segundo “Trofeo Vince Lombardi” que se entrega al ganador del Super Bowl.