Esa es una frase que me la dijo un buen amigo que lleva más de 25 años siendo funcionario público. Tiene toda la razón. Cuando se gobierna (que los políticos tradicionales suelen llegar prometiendo hasta lo que no pueden hacer), se trabaja con presupuesto en la mano. Lo que sea de alta prioridad siempre va a tener dinero. Así que la fórmula es fácil: a mayor prioridad, mayor presupuesto.
El Gobierno federal actual llegó con la legitimidad de quienes depositaron su confianza en esas palabras: “primero los pobres”, pero también “primero la ciencia, el arte, los derechos humanos” y un largo etcétera. Los días de la verdad han sido la suma de 2 años en donde todavía sigue sin verse claro ese interés que establece la ruta de lo que importa.
La incertidumbre de un gobierno que no es claro (la pandemia además lo ha desnudado como uno que no sabe maniobrar en tiempos de crisis) ha dado una “estocada” más: eliminar fideicomisos que estaban destinados justo para atender esas demandas de poblaciones que están expuestas a brechas amplias de desigualdad en su acceso a derechos.
La comunidad científica y artística, así como víctimas y familiares de víctimas, defensores de derechos humanos, entraron al Senado de la República para defender sus derechos. Los senadores Emilio Álvarez de Icaza y Alberto Galarza, abrieron la puerta para que entraran por su propio pie y no en una cajuela como algunas personas tuvieron que entrar en la Cámara de Diputados para hacer valer su voz.
Increíble a la indolencia que hemos llegado. Porque si es que las cosas van a cambiar, primero hay que asegurarse que todo esté listo para no dejar en esa falta de seguridad y certeza a la gente.
Esos fideicomisos ya funcionaban e insistimos que si hay corruptos o corruptas, se debe denunciar e iniciar investigaciones. No se puede seguir sosteniendo la idea de un pasado que ya no es tan pasado, ¡dos años!, ¡dos años!, ¡dos largos años!
Este gobierno tiene que asumir con mucha responsabilidad lo que está haciendo. Mina la confianza que le depositaron esas comunidades con sus votos. Nos hace perder esperanza de estar ajustados a la transparencia y las instituciones y crea un ambiente de tensión y desencuentros que a nadie benefician.
Espero se pueda corregir el rumbo, estamos a tiempo de hacer las cosas bien y no al tronar de dedos de nadie. Lograr los consensos para que esas poblaciones no queden desprotegidas. Porque no es mucho, pero es lo que tienen.
Y ningún país tiene futuro sin arte, sin ciencia, sin cultura, sin periodismo, sin cuidado medioambiental y otro largo etcétera.
Donde hay compromiso, hay presupuesto. Así de fácil y a la vez, hoy, tan complejo de entender.