No está mal que la editorial del semanario de la Arquidiócesis de México, que gobierna el cardenal Norberto Rivera, se exija que se acaben “los paraísos autónomos de los gobernadores” como medida para abatir la corrupción de los mandatarios estatales.
En cambio lo que sí está muy mal es que “Desde la FE” se señale como solución “un mayor control de la federación para acabar con estas prácticas nefastas que se realizan al amparo de una arcaica autonomía constitucional de los estados”.
Y es que afirmar que el gobierno federal es menos corrupto que el de cualquier estado de la República, es faltar al octavo mandamiento que prohíbe las mentiras.
Corruptos hay en todos los niveles de gobierno, así como también hay en Roma, en la arquidiócesis de México, o en la de Tabasco.
¿No sería mejor que los obispos de cada estado y los de la arquidiócesis de México denunciaran públicamente los actos de corrupción de los gobernantes, y no aceptaran recibir sus donativos?
La solución no está en reformar la Constitución, sino en que los gobernantes federales, estatales y municipales cumplan con el séptimo y el octavo mandamiento.
Por algo será que nos reportan que el exgobernador Andrés Granier se portó igual de bien con el obispo y los pastores de Tabasco, tal y como lo hicieron en su momento Vicente Fox, Felipe Calderón, Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera con el cardenal Norberto.
Exorcismo electoral
El diputado priista Manlio Fabio Beltrones está intensificando el ritual del exorcismo político para ahuyentar a los espíritus chocarreros de la concertacesión, que quiere trastocar los resultados electorales del próximo domingo.
El sonorense les advirtió a Gustavo Madero y Jesús Zambrano, que sus chantajes de que se salen del Pacto no funcionarán, porque “están equivocados quienes piensan que la voluntad popular se puede negociar.
Lo que se quiere evitar es que el próximo domingo César Camacho desmienta el triunfo de Fernando Castro Trenti en Baja California, como lo hizo Luis Donaldo Colosio en 1989 con el de Margarita Ortega.
En aquellos tiempos, mientras el delegado nacional del PRI en Baja California, Luis H. Ducoing anunciaba el triunfo de Margarita, el presidente nacional del tricolor, Luis Donaldo Colosio, proclamaba el del panista Ernesto Ruffo por instrucciones del entonces presidente Carlos Salinas.