Quienes esperaban que el discurso de Enrique Peña Nieto diera un giro de 180 grados con el súbito surgimiento de encapuchados violentos, se quedaron con las ganas.
Y es que la semana pasada Peña Nieto no solo volvió a privilegiar el discurso de la paz, también dejó claro que las fuerzas armadas lo apoyan.
“Las fuerzas armadas están con nosotros y con todo México…en reciprocidad habré de ejercer el mando con absoluto respeto a los derechos humanos”, dijo Peña Nieto el viernes con motivo de la entrega del Sable de Mando que le hicieran el viernes.
Más claro ni el agua.
La autodefensa panista
Después de seis años en los que la violencia se disparó como nunca gracias al belicismo y a la incapacidad del gobierno de Felipe Calderón, la dirigencia panista exigió que Enrique Peña Nieto arregle en tres meses el tiradero que dejó su antecesor en 72.
La evidencia de la incapacidad del nuevo gobierno, según los azules, es la aparición de más de los llamados comités de auto defensa.
También exigen, y en eso tienen toda la razón, que se investigue quién es la mano que mece la cuna de los famosos comités y quién paga los sueldos de los encapuchados “policías”.
No sea que salga por ahí algún conocido.
Más vale tarde que nunca
Quienes todavía sostienen que el Tío Sam está distanciado del gobierno de México, deberían de releer el comunicado que emitió la Embajada de Estados Unidos el viernes pasado.
Aunque tardadito, el comunicado reitera que en el encuentro del embajador Anthony Wayne con Miguel Osorio Chong y Jorge Carlos Marín, nunca se dijo nada del general Moisés García Ochoa.
Si el gobierno de los Estados Unidos, como tampoco el embajador Wayne, tuvieron interés alguno en lastimar el prestigio del general García Ochoa, ¿Quién esta atrás de todo esto?
Le recordaremos siempre
Más allá de los que se pudiera decir de Alberto Santos como empresario y como político, habría que señalar que el regiomontano fue un gran hombre que también trascendió por hacer el bien a los demás.
A Alberto Santos de Hoyos le recordaremos siempre con respeto, con admiración y con afecto.
Descanse en paz.