El horror de la violencia sexual
“Me empezó a quitar la ropa, me golpeó, me violó. Yo estaba en shock. Pasé momentos horribles, sentí su aliento, sus manos, cuando me penetró. Me sentí sola, denigrada”, dijo Roxana Ruiz, de 21 años, al periódico El País; actualmente lleva tres meses en prisión preventiva por matar a su presunto agresor en Nezahualcóyotl, Estado […]
Josefina Vázquez Mota“Me empezó a quitar la ropa, me golpeó, me violó. Yo estaba en shock. Pasé momentos horribles, sentí su aliento, sus manos, cuando me penetró. Me sentí sola, denigrada”, dijo Roxana Ruiz, de 21 años, al periódico El País; actualmente lleva tres meses en prisión preventiva por matar a su presunto agresor en Nezahualcóyotl, Estado de México.
En marzo de este año se abrieron dos mil 287 carpetas de investigación por violación sexual en el país, lo que representa 73.7 casos por día, un máximo histórico de acuerdo con el Informe de Incidencia Delictiva Contra las Mujeres publicado el lunes pasado.
El informe indica que el delito de violación sexual aumentó 10.7 por ciento en el primer trimestre de 2022, en comparación con el mismo periodo del año previo, pues de enero a marzo se registraron al menos cinco mil 315 carpetas de investigación por el delito de violación, lo que representa 59 agresiones al día, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
En el primer trimestre de 2022 hubo un aumento de 515 casos de violaciones sexuales en comparación con el mismo periodo del 2021 cuando se registraron cuatro mil 800.
Tiene razón Lydia Cordero Cabrera, directora de Casa Amiga Esther Chávez Cano de Ciudad Juárez, cuando señala que “si no hay programas efectivos de prevención y reeducación, y no se atiendan a los agresores y generadores de violencia como debe ser, entonces no habrá una disminución” en los delitos.
Lo mismo que Wendy Figueroa Morales, directora de la Red Nacional de Refugios (RNR), al decir que la violencia familiar, en algunos casos, es la antesala del feminicidio, porque es justo es en el seno de la familia donde se comenten un sin fin de violaciones a los derechos humanos.
Está comprobado que las agresiones sexuales contra niñas, niños y adolescentes en su mayoría son cometidos por miembros de la familia, o personas cercanas a ellos.
El año pasado, siete mil 886 personas de cero a 17 años fueron atendidos en hospitales en México por violencia sexual y el 90 por ciento de los agresores fueron hombres, de acuerdo con la investigación de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
Por desgracia, México es uno de los países con más casos de abuso sexual de menores de edad, y la mayoría de las víctimas son niñas.
En el Senado se aprobó “la no prescripción” del crimen de violencia sexual, para que quien sea víctima de este delito pueda denunciar sin importar que hayan pasado 10, 20, 30 o 40 años, a fin de obtener justicia.
Aunque por desgracia, las leyes en México son totalmente laxas para el victimario y terribles para la víctima, pues la victimización o la revictimización de las niñas y las mujeres es brutal.
El crimen de violencia sexual ha tenido tres grandes aliados: el silencio, el miedo y la impunidad, que si bien no son los únicos, sin estos tres, la violencia sexual hace muchos años hubiese encontrado justicia para las víctimas y castigo para los agresores.
Lamentablemente en México, lejos de tener un destino mejor para millones de niñas, adolescentes y mujeres, cada día tenemos más crímenes de violencia sexual.