“Sólo hay una cosa peor que
se te muera un hijo: que se te
quiera morir”
Joaquín – Mar adentro
(2004)
En este cuerpo celeste en el que se vive la constante lucha encarnizada por sobrevivir a la realidad, hay destellos tenues que todavía le dan color a la existencia, pero que poco a poco cada día son menos y hay quienes además deciden partir por voluntad propia, quitándole brillo a la esperanza que permanecía en la civilización.
La grave tragedia de Anthony Bourdain no sólo deja una oquedad en la humanidad, pone en reflexión y en la mira la discusión de cómo es que el suicidio y la depresión aquejan a millones de personas en el mundo.
La grave tragedia de Anthony Bourdain no sólo deja una oquedad en la humanidad, pone en reflexión y en la mira la discusión de cómo es que el suicidio y la depresión aquejan a millones de personas en el mundo.
Aparte, el que Bourdain haya escogido renunciar a seguir aquí, perpetúa un claro mensaje entre líneas que es incómodo sólo de mentalizarlo, que se vuelve triste al caer en su reflexión.
Él era afamado, recorrió prácticamente todos los rincones del planeta, lo tuvo todo… aun así careció de verle el propósito a regresar y probar los sabores de distintas latitudes, desertó a sentir la vida como suya: colgar la filipina, cerrar la puerta de la cocina, guardar los cuchillos, perder la sal de la Tierra.
Tal vez el mundo no es suficiente.
Lo mismo para quienes se han exiliado antes de que llegue la guadaña por ellos, como Kurt Cobain, Ernest Hemingway, Sylvia Plath, Tony Scott, entre muchos otros. ¿Los motivos? En el fondo sólo ellos los guardan en su sepulcro.
Recientemente divulgado el avance del documental Robin Williams: Come Inside My Mind, su amigo comediante Steve Martin comparte “Él estaba realmente cómodo en el escenario. fuera del escenario, simplemente creo que apenas podía mantenerse en pie”.
Cuando Williams interpretó al psicólogo Sean Maguire en Mente indomable (1997) abraza a Will Hunting (Matt Damon) diciéndole “No es tu culpa” en torno a exculparlo de todos sus problemas hasta que el joven se quiebra en llanto, pareciera que el hombre maduro usa la misma catarsis del joven para aliviar su dolor, calmar su duelo.
Alguna vez un hombre me dijo que cuando alguien se suicida es como si un árbol se cortara de raíz: queda el hueco de su vacío pero también todo a su alrededor se va secando sin remedio a recuperarlo, muriendo en silencio.
Así nos vamos quedando, sin esperanza, sin más equilibrio, sin mentes que brillan en un horizonte que para nada resulta mejor en un mañana distópico.
El mundo en verdad ya no es suficiente (tal vez nunca lo fue).
Anthony I really get you.
