En el cine, la estética y la belleza de los emplazamientos son esenciales para contar una historia, que de lo más sencilla puede convertirse en un punto de interés para aquel despistado o hasta para el cinéfilo exigente.
Dominar los plano secuencia es tarea ardua que requiere de la maestría del ensayo: a prueba y error se coordinan luces, movimientos de cámara en mano (handheld, en inglés) y, por supuesto, los diálogos de los actores que meticulosamente tuvieron que ser aprendidos, dejando poco terreno para la improvisación.
Una de las primeras cintas en dominar este arte fue “El Arca Rusa” (2002), cuando el cineasta Aleksandr Sokurov logró después de tres tomas fallidas, en una cuarta sola secuencia registrar el interior del Museo Hermitage en San Petersburgo, Rusia, dando uno de los mejores ejemplos del cine contemporáneo.
Que decir de “Birdman” de Alejandro González Iñárritu, que ganó el Oscar a Mejor Película. Aunque la cinta no está realizada en un solo plano secuencia, la emulación de la sensación es extraordinaria y exquisita a cuadro.
En el caso de “Victoria”, filme alemán a manos del director Sebastian Schipper, la hazaña de filmar en una sola toma un plano secuencia se vuelve realidad en este 2015.
Analizando la historia a fondo, resulta de lo más común en las tramas cinematográficas ya vistas con anterioridad: Victoria es una chica española que se encuentra viviendo en Berlín, y en una noche de antro conoce a un grupo de chicos que le involucrarán en un atraco bancario del que todo sale mal.
El manejo de la cámara es lo que salva esta historia que resulta trepidante y de alta tensión en los momentos persecutorios, el encuadre omnipresente le da un sentido realista y hasta de casi documental, sin importar que sea “sucio” el resultado, ya que la cámara en mano se siente dentro de la acción, como un personaje más en la escena.
Al igual que en “El Arca Rusa” se falló en los primeros intentos, pero la tercera toma fue la vencida.
A diferencia del filme del 2002 la mayoría de los diálogos fueron improvisados, pues el libreto constó de tan solo 12 páginas.
La música resulta un aliciente en los momentos que pareciera hacerse lenta la ficción, pero este agregado le da un toque de tranquilidad, emotividad y alegría empática con sus personajes.
En el Festival Internacional de Cine de Berlín, “Victoria” ganó el Oso de Plata por su cinematografía y la extraordinaria contribución artística.
Pareciera que las nuevas tecnologías de vanguardia hacen el trabajo por si solo ante los creadores audiovisuales, pero Schipper demuestra en su filme que la planeación y el manejo de la lente lo son todo, aunque el argumento y sus diálogos resulten sencillos. Es el arte está simular que todo es causal cuando no lo es.
“Victoria”
La cinta fue dirigida por Sebastian Schipper y, aunque tiene argumento y diálogos simples, su cinematografía destaca, la cual obtuvo el Oso de Plata en la Berlinale.