Esta administración ha demostrado que poco le importa la salud de los mexicanos. La Ley Eléctrica, también conocida como Ley Combustóleo, es uno de esos caprichos que ponen en riesgo a la población debido a que el uso de combustibles fósiles para la producción de energía eléctrica, como el carbón, incrementan las enfermedades respiratorias y afectan mayormente a las niñas, niños y adultos mayores.
Además, con dicha reforma México dejará de ser un país competitivo y perderá completamente su liderazgo en la región, debido a que no habrá inversiones nacionales ni extranjeras, las empresas podrán demandar indemnizaciones y, nuevamente, todas y todos con nuestros impuestos pagaremos por los errores del presidente de la República. En pocas palabras no habrá crecimiento económico.
Esta reforma, que el Ejecutivo federal se aferra a defender a punta de amenazas, representa un retroceso y no responde a las necesidades de los mexicanos.
Es lamentable que los legisladores del régimen no quieran escuchar y que con su mayoría sigan destruyendo al país.
En este sentido, López Obrador es peor que Luis XIV de Francia quien refería: “El Estado soy yo”, pues ahora amenaza al Poder Judicial para proteger esta reforma energética inconstitucional, regresiva y contaminante. Ahora más que nunca urgen contrapesos.
Hay dos tareas pendientes: primero, que las y los integrantes del Poder Judicial no se dejen amedrentar y, la segunda, es que en junio las y los mexicanos tendremos la oportunidad de decidir entre una propuesta de nación que condena a los mexicanos o elegir a la oposición que apuesta por energías limpias y renovables con inversión económica y competitividad.
Es así que el nacionalismo de la 4T motivará a que la gente no pague el recibo de la luz y, mientras las malas decisiones de este Gobierno destruyen al país y el presidente juega béisbol, han fallecido 194 mil 710 personas a causa de COVID-19. Es necesario que las determinaciones de esta administración se hagan con base en las necesidades de la ciudadanía y no desde el capricho.