Elvis: Entre luces y sombras
Querido por millones, imitado por miles, igualado por nadie, ese fue Elvis Presley, el primer y único “Rey del rock & roll” y del que mucho se ha hablado, pero poco se ha profundizado en su vida. Ahora, el cineasta Baz Luhrmann se atreve a hacer una película acerca de este ícono pop, que ha […]
Hidalgo NeiraQuerido por millones, imitado por miles, igualado por nadie, ese fue Elvis Presley, el primer y único “Rey del rock & roll” y del que mucho se ha hablado, pero poco se ha profundizado en su vida. Ahora, el cineasta Baz Luhrmann se atreve a hacer una película acerca de este ícono pop, que ha roto todas las barreras del tiempo y lenguaje.
Sin duda, una película que tiene el característico sello del director australiano, porque va a un ritmo turbo en los primeros 30 minutos, para después detenerse en los puntos importantes de cómo el cantante conoce a su manejador, el coronel Tom Parker, e inician una relación profesional que, claramente, beneficiaba al último en cuestión.
Pero este largometraje, más allá de su espectáculo, de los reflectores y brillos que deslumbran, también tiene fallas que son perceptibles para el cinéfilo exigente, y no es el ritmo que usa Luhrmann, que de pronto va a toda velocidad y luego se detiene y viceversa, el problema está en el núcleo de la historia.
Bien se me adelantó en esta ocasión The New Yorker para usar las palabras correctas, y me atrevo a citarlo, porque es cierto: “Elvis es una entrada de Wikipedia dirigida por Baz Luhrmann”, publicó esta revista estadounidense y pues coincido.
¿A qué se refieren nuestros colegas neoyorquinos? Pues que esta despampanante producción es sólo una fachada. Tenemos el Elvis que todos queremos recordar, el chico bonito, bien peinado y que tenía voz grave, encarnado por Austin Butler, pero poco se profundiza sobre su vida personal, sobre todo, ya de adulto, del cantante cansado, drogadicto y sin rumbo.
Pero ojo, este sólo es un desacierto, el filme también tiene momentos clave que nos ayudan a entender mejor el presente que le tocó vivir, como, por ejemplo, que era una persona cercana a los afroamericanos y sus géneros musicales, tan es así, que era amigo de B. B. King, Fats Domino y Little Richard, solo por mencionar algunos, lo que se refleja en la película de Luhrmann.
“Creo que es increíblemente importante entender cuánto amaba Elvis el gospel por encima de cualquier otra música. Gravitaba hacia eso, se quedaba despierto después de hacer dos shows en Las Vegas y cantaba gospel. Es lo que lo convirtió en una persona muy espiritual hasta el final.
“Entonces, debido a que Elvis estaba absorbiendo música (góspel, country, etc.), es un producto de todas estas mezclas. Ergo, tienes que tener esa música en la película, tienes que tener Big Boy Crudup y Big Mama Thornton”, comentó el cineasta, en entrevista para Reporte Índigo.
Elvis es una película hecha para sus fanáticos, para el público que ha crecido escuchando los rumores y leyendas de quien fue, pero, además, es una carta de amor a su legado musical, y que Warner Bros está apostando fuerte para que logre colarse, posiblemente, a los Oscar del 2023.
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