En ascenso
Los pequeños instantes, ahí donde yace un secreto que sólo se vive entre dos: una mirada, el roce de la piel, o una frase que cambia el significado de las cosas. Cada relación se construye con base en estos guiños silenciosos que son incompartibles y que se vuelven un lenguaje críptico, un idioma a dúo […]
Hidalgo NeiraLos pequeños instantes, ahí donde yace un secreto que sólo se vive entre dos: una mirada, el roce de la piel, o una frase que cambia el significado de las cosas. Cada relación se construye con base en estos guiños silenciosos que son incompartibles y que se vuelven un lenguaje críptico, un idioma a dúo y nada más…
Cuando la fama ya no importa, el alcohol se hace rutina, la autodestrucción es el único camino y nada parece dar vuelta atrás. Sólo el seguir en esa espiral de dolor es una constante, un abrazo hacia la falsa felicidad.
Aunque ahí, en la búsqueda de más vicio etílico, es como Jackson Maine entra sin proponérselo a un bar de espectáculo travesti y encuentra accidentalmente a Ally, quien al cantar “La Vie en rose”, de Édith Piaf, toma la melodía para hacerla suya de tal manera que cautiva a todos los presentes en el antro musical.
Es así como arranca el sendero de estos dos amantes por la música, que comparten momentos de gracia de los que nadie más es testigo, pero ellos se saben únicos por tenerlos y pronto llegará el día en el que Ally ascienda al inigualable mundo del espectáculo, del cual Maine ya es partícipe y ayudará a que la chica desconocida se involucre en la fama y la industria musical.
Con esta premisa, es como transcurre el inicio de Nace una estrella, película que marca el debut en la dirección de Bradley Cooper, que además interpreta a Maine. Esta es la cuarta vez que se produce una versión más del clásico del mismo nombre, de 1937.
Después de años de intentar levantar este proyecto por parte de Warner Bros, pasando por el director Clint Eastwood y barajeando rostros como Tom Cruise, Leonardo DiCaprio, Christian Bale, Beyoncé, Jennifer Lopez, Selena Gomez, Shakira y más, fue en 2015 que al fin se definió que el largometraje se haría con Cooper al mando.
El actor se preparó a fondo para poder cantar y tocar la guitarra en las secuencias que encarna al prolífico músico de country, además de que él mismo lidió con experiencias de abuso de sustancias al inicio de su carrera, por lo que sabía cómo llevar el rol de un alcohólico que no puede con sus excesos personales.
Lady Gaga hace el papel de Ally, porque Cooper logró convencer al estudio de que ella era la indicada y el esfuerzo se nota en pantalla, ambos tienen una química idónea para el filme que actualmente arrasa en taquilla internacional con 143 millones de dólares, mientras que la producción contó con un presupuesto de 40 millones de dólares.
Ahora sólo falta ver si el aplauso de ocho minutos que tuvo al final de su proyección en el Festival Internacional de Cine de Venecia, la puede validar para llegar a colarse en los premios hollywoodenses del 2019.