Al cumplirse un año de Enrique Peña Nieto en la presidencia de la República, por primera vez en mucho tiempo son más los mexicanos que desaprueban la gestión presidencial, que los que creen que el mexiquense ha tenido un buen desempeño.
Es lógico. Ni siquiera se requiere de una encuesta para llegar a esa conclusión.
Y es que los resultados de administración peñista hablan por sí mismos.
Las altas tasas de desempleo que dejó Felipe Calderón se mantienen casi igual de altas.
El crecimiento económico en el 2013 fue peor que el obtenido en cada uno de los últimos tres años por Felipe Calderón.
Y la inseguridad, así como la violación de los derechos humanos, esta igual o peor.
Ojalá que por el bien del país, el presidente Peña Nieto esté dispuesto a reconocer que su gobierno no ha hecho las cosas bien y que urge corregir la situación.
Sabotajes panistas
Aunque los corderistas tuvieron éxito al reventar la asamblea del Consejo Nacional del PAN para que no se constituyera la Comisión Electoral, automáticamente prolongaron la permanencia de su archienemigo Gustavo Madero en la presidencia del PAN.
Aunque probablemente en los cálculos corderistas la prolongación de Madero en la presidencia del PAN es menos peor que permitir que los comisionados electorales fueran gentes de Madero, nadie les asegura que en el futuro el que pudiera hacer lo mismo fuera el propio Madero.
¿Qué pasaría si en la próxima asamblea del Consejo Nacional fueran los maderistas los que boicotearan el quórum para impedir la constitución de la Comisión Electoral?
Indiferencia ciudadana
Toda vez que la aprobación de la reforma energética es la que más le importa al presidente Peña Nieto, en los próximos días veremos un inusual despliegue de fuerza del Gobierno del DF y del Gobierno Federal para garantizar la aprobación de la reforma.
En contraparte, Andrés Manuel López Obrador ya anunció que los militantes del Movimiento de Regeneración Nacional harán un cerco de resistencia pacífica en torno al cerco que ya mandó instalar el gobierno.
Sin embargo, y más allá de los cercos, habría que preguntarse ¿Qué tan interesados podrían estar hoy la mayoría de los mexicanos en hacer algo por que se apruebe o no la reforma energética?
Y más aún cuando el propio Andrés Manuel López Obrador les pidió ayer a sus seguidores que les expliquen a sus familiares y amigos, así como a sus compañeros de trabajo y vecinos que los “oligarcas se han apoderado de las instituciones por su infinita ambición”.