Envejeciendo ¿con dignidad?

Inseparable de su característico bigote poblado, mirada profunda de ojos cafés y ahora cubierto en canas por la edad, Burt Reynolds llega  a sus ocho décadas de vida este 11 de febrero, mismas que siembran la pregunta: ¿Acaso se llega a los 80 años con la frente en alto?

El actor nacido en el estado de Michigan, en Estados Unidos, ha tenido una montaña rusa de experiencias en su vida, mismas que ha dejado narradas en sus memorias que se publicaron en noviembre pasado.

Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Inseparable de su característico bigote poblado, mirada profunda de ojos cafés y ahora cubierto en canas por la edad, Burt Reynolds llega  a sus ocho décadas de vida este 11 de febrero, mismas que siembran la pregunta: ¿Acaso se llega a los 80 años con la frente en alto?

El actor nacido en el estado de Michigan, en Estados Unidos, ha tenido una montaña rusa de experiencias en su vida, mismas que ha dejado narradas en sus memorias que se publicaron en noviembre pasado.

Tal vez no sea el favorito de la Academia o sea el actor más reconocido por su carrera profesional, pero sí ha sido un símbolo sexual y un referente cultural a la década de 1970.

Basta con recordar la sesión de fotos al desnudo que tuvo para la revista Cosmopolitan en 1972, en la que en tonos sepia, sobre una piel de oso, se dejó retratar marcando una revolución sexual en aquel entonces.

Años después, Burt Reynolds se arrepentiría de ser el primer hombre en posar sin ropa para la publicación. Esta sesión –en teoría– se le había propuesto primero al actor Paul Newman, pero la rechazó.

¿La razón del arrepentimiento de Reynolds? Sintió en carne propia el acoso de las mujeres que se volcaron sobre él, recibiendo correspondencia erótica con imágenes del público femenino que se le insinuaba. Y el colmo fue cuando al visitar un hotel descubrió que tenían sábanas con su rostro impreso en ellas.

¿Es esto un motivo para sentirse avergonzado? 

Este acoso es ínfimo comparado con el que viven millones de mujeres en el resto del planeta.

El histrión piensa que perdió credibilidad ante la industria por dicho suceso fotográfico, y 44 años después sigue siendo recordado por las páginas centrales de la revista.

Además, Reynolds decidió aceptar papeles que le fueron restando crédito a la seriedad de su carrera.

No sería hasta 1997 con la película de Paul Thomas Anderson “Boogie Nights” que el actor repuntaría con el papel de Jack Horner (un director de películas porno consagrado).

Con este rol llamó la atención de las preseas hollywoodenses, ya que le valió una nominación al Oscar como Mejor Actor Secundario y  fue galardonado con un Globo de Oro.

Más que respetado por su oficio, Reynolds es recordado como figura pública y aunque nunca ha estado al borde de los escándalos, ha tenido problemas con el alcohol y las drogas bajo prescripción. A su vez se rumora sobre una posible bancarrota.

Entonces, ¿quién tiene la culpa? ¿Reynolds debió saber aprovechar su momento y marcar una postura tajante con su desnudo y sacar provecho de ello? ¿De qué sirve su arrepentimiento?

Tal vez el actor podría reivindicarse si cambiara su propia forma de verse ante la vida, pero qué se puede pensar de él si en noviembre pasado, en un talk show, la presentadora le dijo: “Estoy muy feliz de verte”, a lo que el respondió: “Yo también estoy feliz de verte, estuvo genial anoche”, insinuando un posible encuentro indiscreto con la anfitriona del programa.

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