Checo Pérez cargaba hasta este domingo, sin duda, una enorme presión, como dicen en mi pueblo “Changos colgados de tus espaldas” y más coloquial “Fantasmas colgados de tus hombros”. Haber escalado con una carrera sólida de un equipo de media tabla (Racing Point) hasta uno de “Grandes Ligas” (Red Bull) es maravilloso, muy pocos lo logran, pero también es muy exigente y demandante. Lo que antes era “Buena Onda” hoy alcanza apenas para cumplir.
Más que nadie, “Checo” lo vive y lo sabe. La presión aumenta por varios factores que dan por resultado el quedarse corto en varias carreras y en el campeonato de las enormes, pero imperiosas expectativas y exigencia de la escudería Red Bull, sabedor también, sin duda, de su muy complicado papel de ser “el número dos” detrás del fuera de serie Max Verstappen. Por si fuera poco, dentro de la escudería Red Bull y su “Segunda División” Alpha Tauri y hasta de la llamada escuela Red Bull hay tiradores que abiertamente mueven las aguas para sentarse en el sitio de “Checo”. Esos son fantasmas de alto calibre.
LOS NÚMEROS MANDAN
Basta ver los números fríos. En las últimas seis carreras, antes de este podio en Turquía, y después del regreso del “parón de Verano”, Checo solo pudo entregar a Red Bull 16 puntos, Max Verstappen sumó 70 y el pilotazo George Russell que el próximo año se une a Lewis en Mercedes, conduciendo hoy un limitadísimo Williams sumó los mismos 16 que Checo en la poderosa Red Bull.
LA VUELTA MARAVILLOSA
Con esa vuelta de gente grande en la que nuestro “Checo” Pérez se defiende y deja detrás de sus espejos al Mercedes de Lewis Hamilton, al que no solo no deja pasar sino que lo hace de forma casi quirúrgica sin salirse de la pista, sin sacar a Lewis, manteniendo la posición y el cuarto lugar que presagiaba podio (¡por fin!) para la escudería Red Bull y ayudando a su compañero Max Verstappen y a la propia escudería al restarle puntos a Lewis.
LA MANIOBRA DE LA TEMPORADA
Es para “Checo”, no solo por haberla ejecutado de forma impecable sino, insisto, por hacerla sobre el Mercedes de Lewis que nunca se esperó la reacción de defensa y ataque del mexicano. Más aun, por hacerlo sobre pista mojada de lluvia ligera pero constante, por defender y responder a las amenazas del Campeonísimo Lewis Hamilton, envuelto no solo en la autoestima que le da saber que tiene el mejor auto de la parrilla sumado a su capacidad probada por ser el dominador de esta década además de venir en esta carrera desde la posición 11 rebasando uno tras otro con solo mostrar la trompa de su Mercedes a veces a sus rivales…
EL ENORME EGO DE LEWIS
Tema más que probado y comprobado. Más allá de las exóticas vestimentas con las que suele llegar al Paddock, basta escuchar las grabaciones de sus reclamos a sus ingenieros –los que nos dejaron escuchar–. Me imagino las demás, reclamándoles que él y solo él tenía razón en negarse a entrar por el cambio de llantas de lluvia por otras idénticas, pero nuevas por las que Mercedes le hizo entrar a pits muy a destiempo, pero conste, lo que trajo a Lewis explotando de rabia fue, aunque lo niegue, la maniobra de rebase-ser rebasado-rebase y ser rebasado nuevamente por “Checo”.
Checo hoy debe ser otro, más seguro, menos presionado. Lo respetarán más en el Paddock y la pista, lo estudiarán para neutralizarlo. Los que buscan su asiento afilarán sus propias actuaciones, se sacude los fantasmas que traía sobre la espalda. Ahora, “Checo” sabe que una cosa es llegar, y otra sostenerse… así de fácil…