Recientemente nos enteramos del feminicidio de Mariana Sánchez en Chiapas, a sus 25 años, luego de haber denunciado ante las autoridades acoso y abuso sexual.
La voz de Mariana no fue escuchada, sus peticiones fueron ignoradas porque en una sociedad patriarcal, machista y misógina, la vida de una mujer no importa. Porque en un sistema en donde reina la impunidad, los criminales primero violentan de muchas maneras y luego matan a sus víctimas.
A Mariana la condenaron a muerte al ser ignorada. La indiferencia de distintas y diversas autoridades construyeron una cadena de complicidades en las que el hoy presunto asesino encontró sus mejores aliados.
Cuando las voces y los gritos de auxilio de las mujeres se desprecian ganan los criminales, triunfa la barbarie y la sin razón.
La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), informó que en México cada hora se reciben 7 denuncias de lesiones dolosas contra mujeres, y que durante 2020 se abrieron e investigaron 158 casos; además de que el 31 por ciento de los delitos en el país fueron contra nosotras.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), reportó que en el primer semestre de 2020, mil 844 mujeres fueron víctimas de homicidio, un aumento de 10 casos respecto a los mil 834 homicidios reportados en 2019, lo que representa un máximo histórico en las últimas tres décadas.
El INEGI dijo que una de cada cuatro mujeres fallecieron por estrangulamiento o agredidas con un objeto cortante, es decir, que de las mil 844 mujeres víctimas, 259 perdieron la vida por ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación, 217 por un objeto cortante, y mil 102 por disparos de arma de fuego.
También se registraron 16 muertes por disparos de arma corta; 16 por agresión con fuego, humo y llamas; 14 por agresión con objeto sin filo; 3 por agresión con productos químicos; y 5 por ahogamiento y sumersión.
En 30 años los homicidios de mujeres pasaron de 704 en el primer semestre de 1990 a mil 844 en el mismo periodo de 2020.
Sin duda alguna las muertes de mujeres, niñas y adolescentes no pararán porque el silencio, la impunidad y la falta de políticas públicas, determinantes y eficientes no son permanentes cuando de violencia de género se trata.
La reducción de presupuesto enfocado a las mujeres sin duda tiene consecuencias, y muestra sin tapujos el desprecio por las niñas y mujeres.
Hoy abrazamos a una familia en Chiapas que jamás debió enfrentar el horror de este feminicidio. Cada día al menos 10 familias perderán a una de sus hijas, esposas, hermanas o madres.
Cero tolerancia frente a cualquier clase de violencia contra las mujeres, y cero tolerancia para los criminales y sus múltiples cómplices.
Ser asesinada por nacer mujer muestra el peor rostro de nuestra sociedad, ser asesinada por ser mujer destruye a una nación completa.