Aún no se seca la tinta de las protestas electorales y todavía se está a la espera de la constancia de mayoría, pero en el war room de Enrique Peña Nieto ya se comienza a delinear un primer draft del que será su posible gabinete.
Y por lo que se asoma hasta ahora, todo indica que la mano del ex mandatario Carlos Salinas de Gortari se hará más que presente.
Para abrir boca, una de las sorpresas sería la inclusión de Pedro Aspe como posible director de Pemex.
El ex secretario de Hacienda del salinismo traería ya muy digerido un novedoso esquema, tipo Brasil, para darle una renovada de fondo a la debilitada paraestatal.
La lista del gabinete peñisalinista también incluiría otra novedad: la posible repetición de José Antonio Meade en la Secretaría de Hacienda.
Con ello se buscaría un signo de estabilidad económica en la transición, sobre todo cuando las cifras macro son ejemplo internacional.
Para la Secretaría de Gobernación o incluso para la PGR, se baraja el nombre del hidalguense Jesús Murillo Karam, un negociador nato que ya fue inquilino de Bucareli con Labastida y tiene gran ascendencia en el priismo nacional.
En la Sedesol ubican a otro hidalguense, Miguel Ángel Osorio Chong, el ex gobernador que no despreciaría el cargo presupuestario más importante, aunque estaría buscando hasta el último minuto irse a Gobernación.
Para la Secretaría de Comunicaciones ya se menciona a Gerardo Ruiz Esparza, el hombre de todas las confianzas de Peña Nieto en el terreno de obra pública. Ocupó la misma posición en el Edomex en el sexenio peñanietista.
Y para cerrar la primera oleada de especulaciones, se ubica en la Secretaría de Relaciones Exteriores a Emilio Lozoya, quien fuera director del ISSSTE y secretario de Energía en el gobierno salinista.
Hablando de mujeres y traiciones
Dicen que aunque la foto oficial de Los Pinos muestre caras sonrientes en el cónclave panista del martes con el presidente Felipe Calderón, nada de eso es cierto. Todo fue protocolo.
Y uno de los asistentes que salió más que molesto fue nada menos que la propia Josefina Vázquez Mota, para quien el shampoo de cariño azul no habría sido suficiente para explicar tanta deslealtad para su campaña desde las filas del partido en el poder.
Pero la candidata presidencial no puede darse por sorprendida. Ella misma sentía esa desconfianza desde la campaña, cuando su negociador clave con los gobernadores y otros operadores importantes, incluso algunos tricolores, no fue uno de sus hombres de la campaña.
El gran operador de “La Jefa” en lo oscurito fue nada más y nada menos que su hermano Luis Vázquez Mota, quien nunca apareció en escena, pero era el enviado plenipotenciario a las negociaciones más importantes.
Pero por más buena voluntad familiar que existiera, el oficio y el colmillo se hacen indispensables. Y para algunos cercanos al comité de campaña albiazul, los políticos de todos los colores terminaron chamaqueándose a la familia Vázquez Mota.
Error en el IFE
Ayer el IFE tuvo un resbalón que pudo pasar a mayores.
A las cinco de la tarde, el programa que reporta los votos de los distritos ubicaba a Enrique Peña Nieto con 38 por ciento de votos a favor, con 75.8 por ciento de las casillas computadas.
La realidad es que solamente se había computado el 39.84 por ciento de las casillas.
Tuvieron que salir los consejeros electorales Marco Antonio Baños, Alfredo Figueroa y Lorenzo Córdova a aclarar el desaguisado.
Obviamente, el reclamo del PRD no se hizo esperar. Su representante Camerino Márquez gritó “faul”, y pidió la renuncia de Leonardo Valdés, presidente del IFE. Esto tensó el ambiente, y es que el horno no está para bollos, sobre todo cuando se está sobrecalentando con la impugnación que prepara Andrés Manuel López Obrador.