Mucha gente dice, y lo escucho desde que era un escuincle (hace muchos años de eso), que no hay mejor inversión que los bienes raíces ¡y lo sostienen categóricamente! De manera parcial esta afirmación encierra algo de verdad, pero hay que tener cuidado con algunos detalles que se vuelven incluso más importantes cuando ocurren eventos como la pandemia de la COVID-19.
Yéndonos por partes dejaré para otra ocasión el asunto de comprar y vender inmuebles como si fueran bolillos. Hoy me centraré en el llamado negocio de “viudas y viejitos”, es decir, la compra de una propiedad para con ella vivir, literalmente, de mis rentas. Tres preguntitas debes responder para saber si este negocio es para ti.
Primera: ¿cuánto tiempo tardarás en alquilar el susodicho bien? Recuerda que cada día que pasa sin rentarse es dinero que estás perdiendo, y cuando la oferta es excesiva, como está ocurriendo con la crisis sanitaria, será más probable que transcurran tal vez hasta meses sin que percibas centavo alguno. Y esto también pasa aunque no haya coronavirus.
Segunda: ¿tus inquilinos pagarán en tiempo y forma la mensualidad correspondiente? Se puede convertir en un verdadero dolor de cabeza arrearlos para que cumplan con su compromiso, y aunque tengan aval, fianza y cuanta protección se te ocurra, pueden generarte derrame de bilis con frecuencia. Y en casos extremos te verás obligado a recurrir a instancias legales que, al menos en inmuebles destinados a casa habitación, se inclinan mucho por el “pobrecito” bribón del arrendatario.
Tercera: ¿qué garantía tienes de que no van a deshacer tu propiedad? Otra vez, con todo y las exigencias del contrato que les hagas firmar y demandas de por medio, te pueden tocar inquilinos que hasta se lleven los muebles del baño con toda la desfachatez del mundo (conozco casos de la vida real).
Con lo anteriormente expuesto pareciera que estoy satanizando este tipo de inversiones, pero no. Simplemente quiero que se asuma el riesgo que tiene, como cualquier negocio, el utilizar nuestro dinero en la compra de bienes raíces para rentar. Por eso es muy importante acercarse a gente experta en la materia para reducir la probabilidad de que algo salga mal.
Este negocio no debe ser “el negocio”, como si no existiera nada más, pues hay que buscar un equilibrio entre inversiones financieras (instrumentos institucionales) y no financieras como la expuesta en este artículo.
No olvides la segunda regla de oro de las inversiones: ¡diversificación!
Recuerda que “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.