Ivonne Gallegos Carreño era defensora de los pueblos indígenas, de las causas a favor de las mujeres, promotora de la cultura oaxaqueña, militante y candidata de Acción Nacional para la presidencia municipal de Ocotlán de Morelos, Oaxaca.
También es una candidata más de los 18 que han perdido la vida de forma violenta en lo que va del proceso electoral que arrancó en septiembre del año pasado. Hoy su homicidio se investiga como feminicidio.
La muerte de quien fuera presidenta de la Comisión de Equidad de Género en la Legislatura local, y exsecretaria de los Pueblos Indígenas y Afromexicanos, confirma lo que en repetida ocasiones expresamos: la violencia contra las mujeres es cada día más brutal, sin miramientos, y a cualquier hora del día.
Hace apenas tres semanas conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, 8 de Marzo, y justo en el mes de la mujer es acribillada una mujer dedicada a las causas sociales y a la política. Una voz feminista ha sido silenciada.
ONU Mujeres México no solo condenó y lamentó el asesinato de mi compañera de partido, sino que hizo un llamado a las autoridades, tanto locales como federales, para que, de conformidad con la ley vigente y aplicable, se investigue su muerte con perspectiva de género y se tomen las medidas correspondientes para prevenir y sancionar cualquier acto de violencia contra las mujeres en política.
Ivonne es, por desgracia, un ejemplo de que la violencia política de género cada día escala más, de que asumir posiciones de poder y de toma de decisiones en México no es nada fácil cuando de mujeres se trata, mucho menos en una cultura patriarcal y machista.
Como Ivonne muchas mujeres dedicadas a la política seguimos rompiendo el techo de cristal, y es que la paridad tuvo que ser obligatoria constitucionalmente para que las mujeres tuviéramos espacios, aunque desafortunadamente todavía los puestos de toma de decisiones casi siempre son ocupados por hombres.
La muerte de Ivonne refleja que el Estado de derecho en nuestro país está cada día más debilitado, tanto por la delincuencia organizada, como por esas voces que lo vulneran cada vez que sus decisiones no salen conforme a sus planes, y atacan la autonomía judicial y electoral que tanto nos ha costado tener en nuestro país.
Quiero cerrar este texto retomando las palabras de Eufrosina Cruz, amiga de Ivonne, en el noticiero radiofónico de Ciro Gómez Leyva: “su único pecado era soñar con ser presidenta de su pueblo. Duele tanto ser mujer en este país, duele tanto participar en la vida pública de este país que te tengan que arrebatar tu vida, ¿qué tanto daño le hacemos a este país? A un niño de 10 años le quitaron a su mamá, su único sueño era ser presidenta municipal”.
Me uno a la voz de Eufrosina, porque en México hacer política nos está llevando a la muerte, me uno al clamor de justicia que familiares y amigos exigen, como exclamó Eufrosina: “justicia para Ivonne, justicia para las mujeres que queremos participar en la política para que las cosas sean diferentes, con igualdad”.