Nadie entiende por qué, ante las graves acusaciones que el subprocurador de la SEIDO, Cuitláhuac Salinas, lanzó en contra varios miembros del Ejército Mexicano, la Sedena no haya respondido de inmediato.
Y es que eso de que “la PGR fue utilizada como un instrumento por algún personal del Ejército, por militares que estuvieron interesados en perjudicar” al general Tomás Ángeles, es muy grave.
Si como dice Salinas, es cierto que los militares se adueñaron de la PGR en el sexenio pasado, estaríamos hablando que hubo un golpe de Estado, del cual nunca nos enteramos, y del que el propio Salinas fue al menos un encubridor.
No está por demás insistir que urge aclarar que otros militares, además de Avigaí Vargas y Gerardo Salazar Bolaños, estuvieron involucrados en fabricar culpables para impedir que militares de gran valía, como el general Ángeles Dauahare, pudieran llegar a ocupar cargos de alta responsabilidad en el gobierno.
De no hacerlo, el prestigio del Ejército Mexicano, y de la PGR, se seguirá deteriorando.
La que calla, otorga
Otra que no ha dicho esta boca es mía es la exprocuradora Marisela Morales ante las acusaciones que le ha lanzado su examigo Cuitláhuac Salinas.
La exprocuradora debería a salir a dar al menos su versión sobre la veracidad de lo que ahora sostiene su exprotegido.
No por nada, pero el que calla, otorga.
Gendarmería
Los mal pensados opinan que la denuncia del exsubprocurador de la SEIDO no fue ninguna casualidad.
Afirman que el escándalo fue calculado con toda oportunidad ante la visita de Obama, con la intención de alejar, otra vez, la posibilidad de que el general Moisés García Ochoa sea designado para hacerse cargo del nuevo cuerpo de la gendarmería.
Algunos creen que con estas maniobras crecerían las posibilidades de que los generales Carlos Demetrio Gaytán y Luis Oliver Cen pudieran llegar con mayor facilidad a estos cargos.
¡Qué casualidad!
Los interesados en vender la imagen de que en México hay una revuelta, ahora encapucharon a uno cuantos jóvenes para ir a hacer un show violento frente a las instalaciones de Televisa Chapultepec.
“Qué casualidad” que los autollamados “anarquistas” hayan hecho justamente su protesta un día antes de la llegada del presidente de los Estados Unidos.