La distopía nos alcanzó
Necesitamos refuerzos de vacunas contra las variantes Delta y Lambda del virus SARS-CoV-2. En Estados Unidos se anunció que quien tenga su esquema de vacunación “completo” de dos inyecciones, tendrá que acudir por una tercera en los próximos ocho meses. El mundo colapsa, Haití se cae a pedazos ante un terremoto que lo azotó, Afganistán […]
Hidalgo NeiraNecesitamos refuerzos de vacunas contra las variantes Delta y Lambda del virus SARS-CoV-2. En Estados Unidos se anunció que quien tenga su esquema de vacunación “completo” de dos inyecciones, tendrá que acudir por una tercera en los próximos ocho meses.
El mundo colapsa, Haití se cae a pedazos ante un terremoto que lo azotó, Afganistán está de nuevo en manos de los talibanes, los brotes de ébola siguen preocupando (van tres en lo que va del 2021) y el mundo está en “alerta roja” por el cambio climático, anunció la ONU.
Y justo esto es lo que menos parece preocuparle a la gente, el reciclar, el dejar de contaminar, la energía renovable, el deshielo de los polos y el calentamiento global.
No sé si este sea el mejor momento, entre la pandemia y las crisis económicas, entre las preocupaciones diarias y la presión laboral de si tendremos empleo o no el día de mañana, que lleguen películas que inviten a un mundo todavía peor en el que vivimos, pero bueno, a veces es reconfortante escapar al terreno de la ficción para transferir los problemas cotidianos.
Reminiscencia, de Lisa Joy, cocreadora de la serie Westworld, junto a su esposo Jonathan Nolan y por ende cuñada de Christopher Nolan, es la ópera prima de esta cineasta que llega en pleno confinamiento a los cines internacionales para traer una historia intrincada de ciencia ficción y que pide toda la atención de los espectadores en la butaca.
Y me refiero a toda la atención, porque este largometraje se desarrolla en una futura Miami, Florida, que ya se encuentra en parte sumergida en el mar, debido a la creciente marea por el deshielo polar.
En este escenario existe Nick Bannister, un exmarine que para sobrevivir renta a otras personas una cápsula de inmersión acuática en la que se puede inducir el sueño, pero hacia memorias del pasado, y que se quieran mantener en constante recuerdo vívido.
Por si no fuera poco, la oligarquía de una sola familia controla la ciudad y viven en islotes amurallados con diques para evitar que la inundación llegue a ellos; claramente, la policía es corrupta, porque los crímenes quedan impunes, entre más fechorías que suceden en la urbe.
Es en esta atmósfera tan agreste y compleja, suceden claros guiños a Nolan y tanto laberinto resulta por distraer al espectador; haciendo una alegoría a la gastronomía, es un platillo que pudo haber sobresalido, pero está aderezado con demasiados ingredientes y todo termina por saturar.
Pero, querido lector, ¿qué acaso no es lo mismo que ocurre en la realidad? Vivimos en un presente que nos abruma y sofoca por completo, con situaciones enrevesadas e inverosímiles, tal vez Reminiscencia sólo es un espejo de la distopía que sí nos alcanzó.
Y ahora, está por ver qué más depara en el México abstracto, mágico y surreal, comandado por la 4T en turno, porque aquí también se cuecen habas.
La opinión expresada es responsabilidad del autor y no representa la posición del medio.