Al líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros no le gusta que lo critiquen. Pero lo que hace para evitarlo es contraproducente.
Por ejemplo, ayer hubo un evento en Coatzacoalcos con la empresa Mexichem y decenas de trabajadores estaban dispuestos a protestar para hacerle ver el descontento que hay ante su polémica gestión, pero obvio no se pudo. A los manifestantes les quitaron las pancartas y les prohibieron la entrada al encuentro en el que habría además de trabajadores otro tipo de asistentes.
Lo curioso es que la actitud represora del líder petrolero se da el mismo día en que circuló en redes sociales una foto en la que se le ve revisando un catálogo de yates durante la sesión del Senado en la que se discutía el Sistema Nacional Anticorrupción. Y es que dicen que su yate ya está muy mojado y por eso necesita otro. Ni cómo ayudarle.
La polémica Ley de obra
Mientras todo el país ponía los ojos en la aprobación del Sistema Nacional Anticorrupción y la Ley de Transparencia, muy quedito avanza en el Congreso la Ley de Obras Públicas y Servicios que podría ser una tentación para cometer actos indebidos. En el Senado, organizaciones civiles acudieron ayer a hablar con los legisladores sobre sus dos preocupaciones más importantes sobre la minuta que los senadores planean aprobar antes del 30 de abril.
Resulta que en la nueva Ley se permitirá al Ejecutivo firmar contratos de obras con empresas extranjeras… pero regidos con las leyes de otros países, no la mexicana. Además, las organizaciones alertaron sobre la posibilidad que se abre para otorgar un contrato a una empresa que haya fallado en una obra, pero para el mismo contrato… es decir, dársela una segunda vez, aunque la primera hayan fallado. Así que más vale poner atención en la discusión que ocurrirá en los próximos días en el Senado, donde podría esconderse el diablo, como dice el dicho.
Yo no fui
Marcelo Ebrard ya tiene el síndrome de Pedro Infante o de Pedrito Fernández. ¿Por qué?, resulta que hasta ahora dice: yo no fui.
Ayer en un evento se envalentonó y dijo que el desastre de la línea 12 es responsabilidad de Miguel Ángel Mancera y del director del Sistema de Transporte Colectivo, Joel Ortega. Y es que son culpables porque cuando recibieron la Línea 12 del Metro no apuntaron que hubieran fallas y pues entonces si lo agarraron así, ya es culpa de ellos. ¡Vaya argumentos!