Urge reconocer la gravedad de la mendicidad infantil en nuestro paí

La mendicidad infantil, una tragedia para miles

Es urgente dejar de ver como normal que una niña o un niño estén pidiendo limosna. Urge reconocer la gravedad de la mendicidad infantil en nuestro país, así como las terribles y muy dolorosas historias que hay detrás de cada una de ellas y ellos. Historias que incluso llegan a costarles la vida o ser […]

Es urgente dejar de ver como normal que una niña o un niño estén pidiendo limosna. Urge reconocer la gravedad de la mendicidad infantil en nuestro país, así como las terribles y muy dolorosas historias que hay detrás de cada una de ellas y ellos. Historias que incluso llegan a costarles la vida o ser parte de los terribles crímenes de trata de personas.

Dentro de las modalidades del crimen de trata de personas se encuentra la explotación sexual, en la que a su vez, se ubica el turismo sexual y la pornografía infantil; así como, la prostitución ajena, la explotación laboral, el trabajo o servicios forzados, la utilización de personas menores de 18 años en actividades delictivas, la adopción ilegal, el matrimonio forzado, el tráfico de órganos, entre otros.

Recientemente nos enteramos que alguien en medio de la obscuridad transportaba en dos cajas y sobre las ruedas de un “diablito” los restos de dos niños, Alan Yahir y Héctor, de 12 y 14 años, quienes trabajaban en el Centro Histórico de la Ciudad de México, y fueron víctimas del crimen organizado.

Crímenes que muestran la peor descomposición de nuestro tejido social, y la indiferencia e impunidad con que hasta ahora se han enfrentado la mayoría de los casos de niñas, niños y adolescentes “utilizados por el crimen organizado”.

La Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos de Trata de Personas, señala como explotación de la mendicidad ajena, el obtener contra su voluntad el beneficio de una persona al pedir limosna o caridad, recurriendo a la amenaza de daño grave, el uso de la fuerza u otras formas de coacción o engaño.

Ante estos hechos, presenté en el Senado de la República una iniciativa para reformar la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que propone que dentro de las responsabilidades de velar por el sano desarrollo de un menor, se brinde el acceso a una vida libre de condiciones de mendicidad, entendiendo por esto, toda situación que implique solicitar limosnas para él o para un tercero.

La terrible pandemia del COVID-19, junto con la peor crisis económica que hemos enfrentando en nuestras vidas, están dejando en situación de vulnerabilidad a miles de niñas, niños y adolescentes frente al crimen organizado, y las respuestas no pueden esperar.

De acuerdo con el INEGI, más de 3 millones de niñas, niños y adolescentes de entre 5 y 17 años tienen que trabajar, y de estos, más de 2 millones lo hacen en actividades no permitidas; mientras que un millón, trabaja en labores domésticas no adecuadas.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, prevé que 1.4 millones de estudiantes mexicanos no regresarán a clases en el ciclo escolar 2020-2021. Especialistas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), pronostican que en México aumentará la pobreza en un 14 por ciento, lo que aumentaría el trabajo infantil alrededor de un 10 por ciento.

En este contexto, la mendicidad infantil ya sea producto de la trata de personas o de alguna otra modalidad como la subsistencia familiar, se plantea como un problema en aumento, y mientras una niña, niño o adolescente viva en esa situación, el resto de la comunidad no podemos seguir en la indiferencia.

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