No es que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sea conservadora o neoliberal, es que es autónoma, y si algo molesta a este régimen es la autonomía.
Ya lo vemos con el caso del INAI y los desplantes y ataques que se han hecho al organismo. Y no se diga al Instituto Nacional Electoral (INE), al grado de querer regresarlo a los años en que dependía del Gobierno en turno.
La libertad de pensamiento tampoco es lo suyo, ahí está el CIDE y el Conacyt, que han pretendido transformarlos en centros de estudios a modo; o qué decir de los nuevos planes de estudio en la SEP.
No es la primera vez que desde el púlpito mañanero se ataca a la UNAM, desde el año pasado la tiene en la mira, como se dice, pues de acuerdo con el titular del Ejecutivo, la máxima casa de estudios perdió “su esencia” y se convirtió en “individualista”.
Según él, también “se derechizó” durante los gobiernos neoliberales y conservadores a los que ve como sus peores enemigos.
Nunca ningún gobernante se había atrevido a atacar a la UNAM, muchos menos si éste es egresado de ella, al contrario, siempre ha sido un orgullo para el país dado que es considerada una de las mejores universidades del mundo.
Este hecho ha llevado a que académicos, científicos, médicos, miembros de sectores culturales y sociales, así como los propios estudiantes, hayan salido a defender a su alma máter.
La propia institución ha dejado en claro que “en la Universidad se privilegia siempre la libertad de cátedra, una de nuestras mayores fortalezas, para formar ciudadanos íntegros, de pensamiento independiente, sin ideologías impuestas y comprometidos con la búsqueda de un país más justo, libre y con menor desigualdad”.
Hace unos días reclamó que durante la pandemia de COVID-19, la UNAM retiró a sus médicos estudiantes de los hospitales para enviarlos a sus casas, en lugar de permitir que ayudaran en la lucha contra el virus; hecho que rechazó la institución al aclararle que fueron las autoridades sanitarias quienes ordenaron la suspensión de actividades debido al incremento de contagios en el cuerpo médico.
Por lo que solicitaron a directores y directoras de hospitales y jurisdicciones que los estudiantes no acudieran a las instituciones de salud, además de que se les impidió el acceso a los internos de pregrado en hospitales de primer y segundo nivel de atención, con el objetivo de contener los contagios y cuidar la salud del personal médico, por lo que la universidad decidió apegarse al aviso.
Los ataques a la UNAM no solo demuestran la intolerancia y el desprecio por la autonomía, también advierten el deseo de tener el control de todas las instituciones del país que se hacen llamar autónomas, o que constitucionalmente lo son.