Hace algunas semanas escribí sobre “El fin del Mundo” en cuanto a lo que va a cambiar con esta triste pandemia del 2020. Para no repetir baste decir que, y no soy vidente, se perderán empleos y también cambiará el negocio inmobiliario comercial con la disminución de renta de oficinas y locales.
Ahora quiero reflexionar sobre un asunto que platicaba con un buen amigo compañero de preparatoria, y es el hecho de que cuando éramos niños no existía la computación comercial y en nuestros años preuniversitarios se programaba en el lenguaje conocido como B.A.S.I.C. que es el acrónimo en inglés de “Beginners All purpose Symbolic Instruction Code”. Recuerdo que para calcular la resolución de una ecuación cuadrática cuya fórmula se aprende en secundaria, había que “perforar” una tarjeta de cartón y esperar veinticuatro horas por el resultado, cuando hoy se obtiene en fracciones de segundo. Estoy hablando apenas de hace treinta y nueve años; en realidad no tiene tanto.
Cómo vórtice se dio el avance de la tecnología y en un abrir y cerrar de ojos las computadoras personales llegaron a casi todos los rincones del globo terráqueo. Y me refiero a esta época pues es la que me ha tocado vivir en carne propia, ya que me pude haber remontado al Siglo XVIII que fue cuando se inventó la primera máquina de la historia en Inglaterra y de ahí se pasó a la Revolución Industrial que detonó con toda su fuerza en la siguiente centuria.
¿Cuál es el común denominador? Fácil de adivinar: la reducción de mano de obra que fue sustituida primero por máquinas de vapor y luego por computadoras. Literalmente miles de personas se quedaron sin empleo de la noche a la mañana y así siguió progresando el mundo.
Cierto es que las filas de los pobres se engrosaron fuertemente, pero también es una realidad que aparecieron nuevos oficios y de ahí incluso novedosas profesiones que respondían a la imperiosa necesidad tanto de mano de obra calificada como de expertos en las nuevas disciplinas. Algo similar ha sucedido con los trabajos que surgieron derivados de las redes sociales y también ocurrirá lo mismo con el famoso “home office”.
En este momento crítico, se alzan muchas voces prediciendo el fin de una era y probablemente el inicio de otra. Yo creo firmemente que estamos más bien viviendo otro ciclo más de los cientos que ha tenido la raza humana y que se resolverá de igual manera con una sencilla fórmula: adaptación, simple y llanamente.
Recuerda, “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.