Una cosa es que al doctor José Manuel Mireles se le haya detenido por portar armas de uso reservado a las fuerzas armadas, –si es que es cierto que las portaba– y otra muy distinta que a Mireles le hayan sembrado marihuana, cocaína y hasta 40 armas largas, como sostienen sus abogados.
Porque una cosa es procurar la justicia, y otra muy distinta es fabricar culpables.
Sobre todo tomando en cuenta que el comisionado Alfredo Castillo no es cualquier policía de barrio, sino un comisionado designado por el presidente Peña Nieto para la seguridad y el desarrollo de Michoacán.
La práctica de fabricar culpables no funciona en el largo plazo.
No funcionó durante la cacería de brujas en Salem, como tampoco funcionó en el sexenio de Felipe Calderón.
Prueba diabólica
En cualquier otro país del mundo desarrollado, lo que dijo ayer Alfredo Castillo en diversas entrevistas de radio habría sido más que suficiente como para destituirlo del cargo.
Y es que eso de que los inculpados tienen la obligación de probar que no estaban en posesión de las armas y drogas que dice Castillo que les encontraron, es toda una barbaridad.
Cualquier estudiante de derecho sabe que los hechos negativos son imposibles de probar.
La “probatio diabólica” es clara. “Aunque no hay pruebas que demuestren la existencia del diablo, tampoco se puede probar que el diablo no exista”.
Los tribunales no pueden exigir a ninguna de las partes una prueba imposible o “diabólica”, porque de hacerlo sería tanto como dejar en estado de indefensión al acusado.
En el PRD también
Ahora resulta que los perredistas también están cambiando de opinión, a pesar de que su presidente Jesús Zambrano había declarado que en el PRD decía que la preponderancia en telecomunicaciones debería ser medida con base en los servicios, y no por sector.
Según Luis Miguel Barbosa, líder de la fracción del PRD en el Senado, hay algunos senadores que piensan que la preponderancia debe de ser medida por sector, y algunos otros, creen que debe ser por servicios.
Murió el padre Álvaro Corcuera
Ayer murió el padre Álvaro Corcuera Martínez del Río, quien fuera director general de la Legión de Cristo del 2005 a enero del 2014.
Al padre Corcuera le tocó dirigir a la influyente congregación religiosa durante los nueve años más difíciles que ha tenido en toda su historia.
Descanse en paz el padre Álvaro Corcuera.