El proceso electoral del domingo pasado no solo abrió la puerta a la pluralidad política, sino también está marcado por el número de mujeres que hoy están en puestos de toma de poder y decisión.
En los comicios del 6 de junio la ciudadanía eligió a seis mujeres para gobernar su entidad, un hecho sin precedentes en la historia del país.
Para quienes hemos luchado en abrir brecha, en romper el techo de cristal, en acabar con el pacto patriarcal, es una satisfacción que hoy en México cinco mujeres hayan sido votadas para ser gobernadoras, como es el caso de Maru Campos en Chihuahua.
Nunca en la historia de México se había visto que más de una mujer ganara en las urnas el cargo de gobernadora, una, cuando mucho, era lo que se había alcanzado.
También están todas las que obtuvieron el triunfo como presidentas municipales, tal es caso de Lorena Alfaro en Irapuato o Alejandra Gutiérrez en León, ambas en Guanajuato; lo mismo que Romina Contreras en Huixquilucan.
Hoy por primera vez habrá más de una alcaldesa en la Ciudad de México, ejemplo de ello es Margarita Saldaña y Lía Limón.
Así como las miles de mujeres que serán legisladoras federales y locales, como Cecilia Patrón Laviada de Yucatán, o Laura Rojas en el Estado de México.
Cada día somos más las mujeres que hacemos realidad la equidad de género y la paridad, fácil no ha sido, pues tanto la violencia política como ahora la violencia criminal nos sigue poniendo contra las cuerdas.
Basta con recordar a las mujeres que en este proceso electoral perdieron la vida en busca de un cargo público: Ivonne Gallegos Carreño, Ana Lucía Martínez, Alma Rosa Barragán, Flor de María Ballinas y Carla Enríquez Merlín.
Me enorgullece ver que las ciudadanas y los ciudadanos votan por nosotras las mujeres, no solo por el hecho de ser mujeres, sino porque creen en nosotras, en nuestras capacidades, virtudes y talentos.
México, hoy como nunca, será gobernado por miles de mujeres que representan a otras miles de mujeres que sueñan diariamente con tener un país y futuro mejor, con reemplazar a aquellas que hoy gobernarán sus estados, municipios, alcaldías o serán legisladoras.
Ser candidata a un puesto de elección popular parece sencillo pero no lo es, antes debes enfrentar a quienes desde el interior de los partidos continúan frenando nuestros avances y la posibilidad de que seamos nosotras las que encabecemos puestos de toma de decisión y de poder.
Si alguien tiene una duda sobre la violencia política contra las mujeres y las adversidades que aún representa aspirar a una candidatura y ganar un cargo de representación popular, bien podrían preguntar a la próxima gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, entonces no quedaría duda alguna.