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Todo inició con un tuit. Josh Trank, director del relanzamiento de “Los Cuatro Fantásticos”, escribió en su cuenta de Twitter el 6 de agosto –un día antes del estreno de la cinta– el mensaje:
“Hace un año tenía una fantástica versión de esto (la película). Y probablemente hubiera recibido excelentes críticas. Probablemente nunca la vean. Esa es la realidad”.
A las horas, el cineasta borró la publicación y la avalancha de críticas para él y su cinta derrumbó uno de los estrenos más costosos del verano.
20th Century Fox invirtió 120 millones de dólares para realizar esta película que se produjo bajo el capricho de conservar los derechos de la franquicia. De haberse tardado más, el uso de los personajes habría vuelto a Marvel (que ahora le pertenece a Disney).
Fox, al ver el primer corte de Trank, no quedó satisfecho y ordenó a principios de este año que se volvieran a filmar algunas secuencias. Inclusive se rumora que pudieron haber sido dirigidas por uno de sus productores ejecutivos, el cineasta Matthew Vaughn, aunque el estudio niega dicha información.
Las sospechas de que la película sería un fiasco llegaron desde que la productora se negó a exhibir el filme a la prensa internacional, teniendo su premier mundial el 4 de agosto, a la que acudieron invitados especiales.
Y las apuestas fueron acertadas.
La cinta mantiene un récord de puntuación menor a 4.0 en Internet Movie Data Base (IMDB, en inglés), y alcanzó un 23 por ciento en Rotten Tomatoes.
Pareciera que esta franquicia está maldita, pues hace 20 años hubo un primer intento de que el cuarteto llegara a los cines, pero todo colapsó.
La cinta homónima se encuentra producida, pero enlatada. Copias del filme rondaron entre coleccionistas por años y le abrieron camino para llegar a Internet de forma clandestina.
Stan Lee afirma que la película nunca tuvo la intención de exhibirse pero, ¿porqué hacer un filme de personajes tan famosos y no lanzarlo a la cartelera?
Los productores de Constantin Film Produktion se empeñaron en hacer la película debido a que consiguieron los derechos por parte de Marvel a finales de la década de 1980, y de no haber empezado la producción antes de 1992, el título se habría puesto en venta a casas fílmicas de mayor renombre.
El resultado fue una película de clase B que costó un millón de dólares, y que oficialmente nunca vio la luz.
A este tipo de argucia legal se le denomina en inglés “Ashcan copy”, que curiosamente se acuñó en la época dorada de los cómics y significa que una publicación se produce solo con propósitos legales sin intención de distribuirse, con el fin de mantener los derechos de la misma.
Por lo pronto una secuela de la pésima entrega de este 2015 se tiene planeada para ser estrenada el 9 de junio del 2017, pero el proyecto está casi condenado al fracaso ya que se rumora una posible cancelación de la franquicia, ¿morirán acaso los cuatro fantásticos?