Los seguros y el COVID-19

Durante esta pandemia, sí que se ha “chorreado tinta”. Desde la parte medular, que obviamente es la sanitaria, hasta la económica, pasando por la social y la psicológica, más lo que se acumule esta semana.

Para algunas aseguradoras que manejan seguros de gastos médicos mayores y de salud, las pandemias son exclusión, por lo que en estricto sentido no debieron de cubrir peso alguno de este padecimiento y sus complicaciones. No obstante, el sector se unió (lo que no sucede con frecuencia) y “fajándose los pantaloncitos” decidieron dar un paso al frente en pro de proteger a todos sus asegurados que enfermaran y/o fallecieran del perverso COVID-19.

Además, se regala una cobertura de muerte, mejor conocida como seguro de vida, a todos los integrantes de equipos médicos, de enfermería y demás personal de salud que, por estar en el frente de batalla obviamente se encuentran mucho más expuestos a contagios y fallecimiento. Insisto en la “gratuidad” de este beneficio y lo entrecomillo porque, en realidad, el dinero de esta generosa obra lo acabamos pagando los consumidores de seguros.

Me explico. Entrando en términos más técnicos, los seguros son una mutualidad, que podemos describir en palabras callejeras como una “vaquita”, esa que hacemos para juntar centavos entre varios y comprar, por ejemplo, un entero del juego de la lotería. Decimos también que “el dinero de los muchos paga los siniestros de los pocos”, es decir que no todo el mundo que se asegura sufre algún percance, pues si así fuera, la figura de los seguros no existiría.

Pero ¿qué pasa cuando los siniestros de los pocos no son tan pocos y además son muy costosos? Pues muy sencillo: se reparten las pérdidas, razón por la cual el precio de este extraordinario producto financiero llamado seguro se incrementa fuertemente. Aunado a lo anterior debemos enfatizar que la inflación de servicios médicos es infinitamente más alta que la inflación general, ya que llega a existir un gran abuso de algunos prestadores de servicios de salud y la autoridad finge demencia.

Estoy de acuerdo con la economía de mercado, pero no con el robo. Todos sabemos historias de terror de atracos de mercenarios de la salud que lucran con el dolor y la necesidad de la gente.

Que no te sorprenda el aumento en el costo de los seguros médicos. Pide que te asesoren correctamente para adecuar las coberturas a tus necesidades de salud y a la capacidad de tu bolsillo, pero no dejes de contratarlo.

Los seguros no son un gasto, son una inversión.

Recuerda: “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.