Penoso y hasta indignante es el trato de la Embajada de México en España. Son reiteradas las quejas del maltrato que se le da a nuestros connacionales. Se supone que su trabajo es ayudar, auxiliar, apoyar a los mexicanos que requieren de ese apoyo consular. Y es que, de acuerdo con los quejosos, el personal no sólo es ineficiente sino que toma el papel de padre regañador sin resolver. Ojalá que la embajadora Roberta Lajous le exija al personal apegarse a la cultura del servicio que requiere una embajada tan importante.
Termina la tradición
Pues resulta que la tradicional reunión de la Junta de Coordinación Política que se realizaba todos los lunes en la Cámara de Diputados ya no se realiza. Ese encuentro en el que entre los coordinadores de los grupos parlamentarios se ponían de acuerdo para las sesiones de la Comisión Permanente servía también para dar a conocer su punto de vista sobre temas políticos de coyuntura. Pero ya no se hacen más. ¿Alguien tendrá una explicación?
Una más
Primero fue una denuncia contra el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, por discriminación contra las parejas del mismo sexo. Y ahora la denuncia es contra el obispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla, por presuntamente incitar a la discriminación. Los quejosos son asociaciones civiles que defienden los derechos de la comunicad lésbico, gay y transgénero. Y aunque podría decirse que son casos aislados, lo cierto es que la Iglesia en México ya tiene un frente abierto en este sentido con las comunidades y organizaciones que defienden estos derechos y con el propio gobierno de la República, que propuso el matrimonio igualitario a nivel federal.