Mientras que en la cartelera nacional se exhibe la desafortunada producción de Robert Zemeckis, “Aliados”, en la que Brad Pitt y Marion Cotillard hacen mancuerna, hay otro tipo de cine que vale la pena explorar de la celebridad que ganó la confianza del público por su papel de Edith Piaf en “La vida en rosa” (2007).
“Atrévete a amar” (2003) realizada por la actriz a 10 años de haber comenzado su carrera actoral, es un inocente juego que empieza desde la infancia de Julien Janvier (Guillaume Canet) y Sophie Kowalsky (Cotillard) quienes desde niños se retan el uno al otro, pero sólo para obtener una caja en forma de carrusel.
Y lo que empieza siendo una simple diversión, se transforma en una obsesión, en donde el reto último se vuelve en cambiar la amistad en un amor romántico del uno por el otro, sobreponiendo siempre el desafío antes del cariño del ambos.
Entre otras cintas olvidadas de la actriz francesa está “Metal y hueso” (2012) que destaca por ser una historia en la que dos personas inconexas y con vidas de distinta clase social, se topan por azares del destino y comienzan un romance fuera de lo ordinario.
Los personajes de Stéphanie (Cotillard) y Ali (Matthias Schoenaerts) se encuentran fracturados por la vida, dolidos por las adversidades que se les han presentado en el camino, pero es justo el dolor lo que les une, hacen del sufrimiento propio, amor para los dos.
Ambas películas tienen un nexo particular: el amor no es convencional, no es como Hollywood dice que sucede, aquí no hay cuentos de hadas con un final feliz.
Tomando el argumento del filme del 2003, encontramos claros toques oníricos en su narrativa, sin embargo esto solo es un agregado visual que adereza la ficción, cuando la tensión está realmente en qué sucederá con las provocaciones entre Sophie y Julien.
Entre las anécdotas particulares que se encuentran de “Atrévete a amar” es que Carnet y Cotillard se reencontraron en este set de filmación después de años de haber trabajado juntos en la década de 1990.
Quién habría pensado que cuatro años después de la producción ellos empezarían a salir, y en 2011 tuvieron a su primer hijo. ¿Acaso todo era parte del destino?
De “Acero y óxido”, cuando se presentó en Cannes, se le reconoció con 10 minutos de aplausos al finalizar su exhibición. ¿Falta más explicación para verla?
Mientras nos pasamos los días queriendo encontrar las palabras correctas, a veces olvidamos que no hay letras suficientes para expresar las emociones, cuando el idioma universal se vuelve un beso, un abrazo o un gesto y esto es lo que comunican largometrajes como los aquí expuestos. El amor como lenguaje sin palabras.