Cada día está más claro que los que le dijeron al presidente Peña Nieto que para mejorar la educación bastaba con crear un instituto de evaluación, encarcelar a Elba Esther Gordillo, y firmar un “Pacto por México”, seguramente nunca imaginaron los problemas en los que meterían a su jefe.
Y es que una cosa es escribir una tesis sobre cómo evolucionaron los impuestos después de la Revolución mexicana, y otra muy distinta entender cómo funciona en la realidad, sobre todo cuando no se ha tenido la oportunidad de leer las reglas no escritas del poder.
De ahí que es entendible que algunos sugieran que ya es hora que el presidente Peña Nieto aproveche a plenitud la experiencia de un personaje como Emilio Chuayfett, que ya era secretario de Educación del Estado de México, cuando Aurelio Nuño apenas estaba en el Kínder, y cuando Luis Videgaray estaba en la secundaria.
Se les borró la memoria
No deja de ser ridículo que panistas como Ernesto Cordero y Gustavo Madero le exijan a Peña Nieto y Miguel Ángel Mancera el uso de la fuerza pública para aplacar las protestas.
Ninguno de los dos dijo nada cuando Vicente Fox expropió 27 ingenios por las presiones de los cañeros, canceló el proyecto del aeropuerto por temor a los machetes de Atenco, y no impidió que entraran los caballos al recinto legislativo de San Lázaro.
Tampoco se acuerdan que en el 2008, cuando gobernaba el “valiente” Felipe Calderón, los senadores tuvieron que habilitar el auditorio en Sebastián Lerdo de Tejada como sede alterna porque Felipe Calderón no se atrevió a desalojar por la fuerza a quienes habían tomado la sede del Senado.
A río revuelto…
Al calor de la caótica situación que viven los legisladores, el senador panista Ernesto Cordero aprovechó para llevar agua a su molino.
Con tal de criticar a Gustavo Madero, presidente de su partido, el senador panista sugirió que el PAN debería abandonar el Pacto porque el PRI no les cumplió con la aprobación del Ley del Servicio Profesional Docente.
Cordero sostiene que la participación del PAN en el Pacto solo los convierte en comparsas del PRI y del gobierno de Peña Nieto.