Matamos a Susana
Cuando inició el confinamiento había una especie de halo esperanzador en la sociedad, una alegría nerviosa contagiaba en el mundo, en Italia cantaban personas desde los balcones de edificios para animarse, en Estados Unidos despuntaron los programas por streaming como el de Some Good News, del director y actor John Krasinski y en México, como […]
Hidalgo NeiraCuando inició el confinamiento había una especie de halo esperanzador en la sociedad, una alegría nerviosa contagiaba en el mundo, en Italia cantaban personas desde los balcones de edificios para animarse, en Estados Unidos despuntaron los programas por streaming como el de Some Good News, del director y actor John Krasinski y en México, como siempre, se apeló al humor y una campaña de salud que le dio la vuelta al planeta.
Susana Distancia, una heroína virtual que marcaba el rigor de mantenernos alejados los unos de los otros, para así evitar el contagio de COVID-19. Este personaje carismático, nos mantuvo con la idea de que debíamos separarnos, por lo menos un metro y medio de los demás; el éxito fue rotundo en todos los estratos sociales del país y se le adoptó con gracia para promover la conciencia de prevención ante la pandemia.
Pero, pasó el tiempo, olas de contagios fueron y vinieron, medidas desde el sector salud cambiaron constantemente, y el porcentaje de personas admitidas en establecimientos careció de un protocolo estricto… bueno, para acabar pronto, ni el código QR que tanto insistió el gobierno de la CDMX en usarse fue acatado por los ciudadanos, a falta de pruebas fehacientes de qué sucedían con sus datos personales, al momento de escanearlo.
Ahora, el descontrol reina en la capital y en varias otras partes del país, restaurantes, centros comerciales, supermercados y demás comercios han dejado de aplicar gel antibacterial, no supervisan la toma de temperatura, y la distancia es un tema que pasó en un parpadeo, hasta contacto físico hay.
Basta observar que la población más vulnerable, los adultos mayores, ya están de nuevo empacando las compras en los supermercados y manipulando todo sin ningún cuidado. Recordemos que el hecho de que en su mayoría estén vacunados contra el COVID-19 no los hace inmunes ante un posible contagio.
Pero el verdadero horror que a mí me importa es que en los cines ya se dejó de tener lugares separados, al menos eso pude comprobar hace una semana al acudir a una función y observar que todos los lugares están disponibles, como antes de la crisis sanitaria, una completa irresponsabilidad por parte de las exhibidoras de mayor poder económico que conocemos.
Y la cereza del pastel, ¿han visitado las redes sociales de Susana Distancia? Están en COMPLETO abandono desde hace un año y su página oficial carga erráticamente; el resumen para mí es que hemos matado a este personaje, su kriptonita fue la apatía y el valemadrismo que todos sumamos día a día con la falta de precauciones para combatir el coronavirus.
Por cierto, ¿alguien sabe en qué semáforo vamos? ¿Acaso importa? Evidentemente no, y menos a las autoridades de México.
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