Un locutor de radio hacía esta pregunta: “¿Usted le tiene miedo a las mujeres?”, la respuesta de la gran mayoría, dijo al final del programa, es “no”

¿Miedo a las mujeres?

Un locutor de radio hacía esta pregunta: “¿Usted le tiene miedo a las mujeres?”, la respuesta de la gran mayoría, dijo al final del programa, es “no”, y cerró: “¿entonces por qué las asesinan, golpean, agreden, lastiman, violan, controlan, humillan?, ¿Quién nos hizo creer que los hombres estamos por encima de ellas?”. Yo podría responder: […]

Un locutor de radio hacía esta pregunta: “¿Usted le tiene miedo a las mujeres?”, la respuesta de la gran mayoría, dijo al final del programa, es “no”, y cerró: “¿entonces por qué las asesinan, golpean, agreden, lastiman, violan, controlan, humillan?, ¿Quién nos hizo creer que los hombres estamos por encima de ellas?”.

Yo podría responder: una cultura machista, misógina, patriarcal, es lo que les hizo creer que son superiores. Afortunadamente, la voz colectiva de las mujeres cada vez es mayor y, cada vez más, hace eco en los corazones de aquellos hombres que respaldan, practican e impulsan una nueva masculinidad.

¿Y qué es una nueva masculinidad?, aquello en donde somos pares, en donde somos iguales, en donde ninguno es mejor que el otro, en donde las tareas del hogar se comparten, en donde se trabaja en equipo, en donde la paternidad compartida es una regla, en donde el diálogo está por encima de imposición, en donde la violencia en ninguna de sus expresiones tiene cabida, en donde ser mujer no representa un peligro para el hombre ni para ella.

Este 8 de Marzo me llamó la atención la manera en que las madres comenzamos a construir una nueva masculinidad, y lo vi en aquellas fotografías de mamás acompañadas por sus hijos varones colocando flores en el muro de Palacio Nacional, o aquellos que marcharon con ellas exigiendo un alto a la violencia; pero también lo vi en los que, junto con ellas, encendieron una veladora por las que han sido víctimas de feminicidio.

Pero no solo eso, vi a las madres explicándoles a sus hijos e hijas lo que significa el 8 de Marzo, lo que significan los más de mil 200 nombres escritos en la vallas, lo que significa marchar pidiendo justicia, protección, seguridad; lo que significa gritar “¡Ya basta!”, lo que significa el pacto patriarcal, lo que significa feminicidio.

Las mujeres a lo largo de los años hemos abierto brecha y hemos roto techos de cristal; pero, sobre todo, estamos en la constante defensa de nuestros derechos, esos que nos hemos ganado a pulso, con esfuerzo y por nuestras capacidades, a nadie se los debemos, porque son producto de nuestro trabajo, porque los derechos de las mujeres son derechos humanos.

Me alienta ver estas nuevas masculinidades, estos nuevos patrones en los que estamos decidiendo vivir y están decidiendo vivir cada vez más hombres, aunque aún falta mucho por hacer.

Solo puedo ver la lucha feminista en el nosotros, en el nosotras, en un propósito común, reconociendo nuestras diferencias, reconociendo plenamente nuestros derechos, el ejercicio de los mismos, el acceso en igualdad de oportunidades.

Quiero un México en donde construyamos juntos y no en contra; aspiro a que el próximo 8 de Marzo sea, sí, el Día Internacional de la Mujeres, pero también en donde muchos hombres de todas las edades nos acompañemos y lo vivamos juntos.

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