Si bien es cierto que la ley debe aplicarse para que pueda haber orden, también lo es que debe aplicarse para que pueda haber justicia.
Y como en Michoacán el gobernador Fausto Vallejo solo ha aplicado la ley para lograr lo primero, puede ser que logre todo, menos orden.
Quienes conocen Michoacán saben que la polarización social no es ninguna novedad. Que la desigualdad del ingreso es fenomenal. Y que para acabarla de amolar hay ultras ideológicos de uno y de otro lado.
Los que han probado las corundas, saben que los problemas estudiantiles en Michoacán, ni son nuevos, ni son sencillos.
Tal vez el gobernador Fausto Vallejo nunca se enteró que los desatinos del gobernador Agustín Arriaga Rivera, quien fue gobernador de 1962 a 1968, provocaron que el Ejército Mexicano tuviera que entrar a la Universidad de San Nicolás de Hidalgo.
Quienes tienen memoria michoacana recordarán que el distanciamiento entre el presidente Gustavo Díaz Ordaz y el candidato Luis Echeverría se inició precisamente en un encuentro que Echeverría tuvo con los estudiantes en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo.
Y es que el candidato del PRI aceptó guardar un minuto de silencio por los muertos del 68.
No estaría nada mal que el gobernador Vallejo, en lugar de seguir el consejo de la senadora “Cocoa” Calderón Hinojosa de aplicar más fuerza, escuchara también a López Obrador aún y cuando no haya ganado la elección.
“Hace falta diálogo. Nunca se pueden resolver los problemas con represión y violencia”, dice el tabasqueño.
Por lo pronto, el conflicto ya se extendió a Oaxaca.
La calidez de la ciudad del amor
Y mientras que en Michoacán el gobernador Vallejo no encuentra otra forma de resolver el problema más que con la receta Calderón, en París los franceses si pudieron dialogar con Peña Nieto.
Y si no que le pregunten al ministro plenipotenciario del gabinete del presidente electo.
A partir de que ambos mandatarios se pusieron de acuerdo en el asunto Cassez se “abrió una clara empatía que permitió abordar muchos temas y abrir una nueva página entre México y Francia”, dijo Luis Videgaray.
Elba Esther pinta su raya
Los que tengan oídos para oír que oigan.
“Ni secretaria de Educación, ni sirvienta de nadie” fue el mensaje de la maestra Elba Esther para Enrique Peña Nieto.
Y aunque después la polémica maestra ofreció una disculpa a las servidoras domésticas, seguramente Peña Nieto entendió el mensaje.
Ahora solo hay que esperar la respuesta.
El “pacemaker” Lozano
Algo le pasa al senador panista Javier Lozano, que lo que toca, se complica.
Y es que después de que como secretario del Trabajo todo el sexenio se la pasó peleando contra los líderes sindicales que no se sometían, ahora como senador arremetió contra los líderes empresariales.
Todo porque a los empresarios se les ocurrió publicar un desplegado para pedir a los senadores que no metan mano a la minuta que recibieron de la Cámara de Diputados.
El senador panista, que alguna vez fue priista, ahora la emprendió contra los autores de la petición. Los acusa de ejercer presiones indebidas y de mantener un doble discurso.
“Por abajo nos piden que modifiquemos temas como el outsourcing y la subsidiaridad, pero públicamente en desplegados dicen que la aprobemos tal cual”. Dijo el pacemaker Lozano.
