Gustavo Madero perdió ayer el debate con Ernesto Cordero.
Además de no haber ido a debatir al programa de Carmen Aristegui, quedó como mentiroso y como un hombre sin palabra después de que asumió el compromiso ante la audiencia.
Por si esto fuera poco, también le quedó mal a la audiencia de Joaquín López Dóriga. El panista no cumplió con la palabra empeñada para debatir el 9 de mayo.
Esto confirma lo que ya varios panistas decían sobre los incumplimientos del presidente del PAN con licencia.
Cordero tampoco ganó
Por otra parte, aunque Ernesto Cordero sí cumplió con su palabra, y se presentó a debatir ayer, dejó de ir la enorme oportunidad de derrotar por knock out a su rival.
Lo que quedó muy claro fue que Max Cortázar, y Aleix Sanmartín, asesores de Cordero, solo le han servido para organizar guerras sucias en las que se les notó la mano.
Revire
Aunque ciertamente Rosario Robles no debería haber dicho que no por tener muchos hijos los pobres podrían esperar más apoyo del programa Oportunidades, también es cierto que esas reglas no fueron ocurrencia de la secretaria de Sedesol, sino del gobierno panista de Felipe Calderón.
Es de esperarse que pronto haya una modificación en las reglas de operación que se expidieron en los tiempos de Calderón.
Un fantasioso desarme
Aunque el comisionado Alfredo Castillo nos diga todos los días que ha aumentado el número de armas registradas, lo cierto es que en los hechos no ha habido desarme, ni habrá desarme.
Lo que si cambiará a partir del 10 de mayo será que los autodefensas cambiaran el logo de sus camionetas y de sus camisetas, porque ahora andarán armados en calidad de policías estatales rurales.
Así que eso de que no habrá prórroga para el desarme, sigue siendo una falacia.
“Sueños salvajes” de Zedillo
El expresidente Ernesto Zedillo rompió su acostumbrada discreción para alabar los logros de la administración del presidente Enrique Peña Nieto.
El expresidente declaró que en ni en sus sueños más salvajes esperó ver los cambios constitucionales alcanzados por el presidente Peña Nieto.
¿Escucharemos a los otros expresidentes decir algo semejante a lo que hoy dice Ernesto Zedillo?
