No a la liberalización

A diferencia de lo que anda haciendo Vicente Fox al promover la liberalización de la mariguana, el Papa Francisco se pronunció ayer en contra de la legalización de la producción, distribución y consumo de las drogas.

El jefe de la Iglesia Católica, a la que dice pertenecer Fox, advirtió que “la plaga del narcotráfico’, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad”.

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A diferencia de lo que anda haciendo Vicente Fox al promover la liberalización de la mariguana, el Papa Francisco se pronunció ayer en contra de la legalización de la producción, distribución y consumo de las drogas.

El jefe de la Iglesia Católica, a la que dice pertenecer Fox, advirtió que “la plaga del narcotráfico’, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad”.

Pero el acto de valor no tiene nada que ver con la adopción de una estrategia violenta como la que puso en práctica Felipe Calderón, sino “atacando el problema desde la raíz, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes que construyen la vida común, y acompañando a los pobres para que puedan tener esperanza en el futuro”.

El que tenga oídos para oír, que oiga, así viva en Boston o en la Hacienda de San Cristóbal.

¿Llamarada de petate?

No está mal que el procurador federal del Consumidor, Alfredo Castillo,  busque frenar las prácticas engañosas de las empresas de renombre, siempre y cuando no se trate nada más una “llamarada de petate” para alumbrar al procurador.

Si Alfredo Castillo va en serio, también debería sancionar a muchas de las empresas del sector público, entre las que se encuentran los institutos de seguridad social, que no proporcionan a sus afiliados servicios de calidad, ni surten los medicamentos que se prescriben en las recetas.

Ni que decir de los diputados, senadores, gobernadores y alcaldes que son expertos en publicidad engañosa.

Se necesitan muchos Pacos Castillo

Si los legisladores  siguieran el ejemplo del diputado panista Paco Castillo, al denunciar los abusos que cometen los funcionarios públicos, en lugar de andarse con dimes y diretes como Ernesto Cordero, Roberto Gil y Jorge Luis Preciado, otro gallo les cantaría en cuanto a popularidad se refiere.

Paco Castillo se cubrió de gloria al denunciar públicamente a un abusivo inspector municipal de Tabasco que humilló a un pobre niño que, explotado o no, se estaba ganando la vida vendiendo chicles y cigarros.

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