Esta vez, la mayoría de los Consejeros del IFE actuaron con responsabilidad al rechazar el dictamen de la Unidad de Fiscalización.
Si es que el contador Alfredo Cristalinas no renuncia por elemental vergüenza, tendrá largos cinco meses para utilizar la misma vara para medir a todos los partidos políticos que participaron en la contienda presidencial.
Es decir, que los criterios utilizados por el PRI para registrar los gastos de campaña de Enrique Peña Nieto, sean los mismos para los gastos de los partidos de izquierda que postularon a López Obrador.
Los criterios que utilizó Cristalinas para evaluar los gastos de campaña resultaron tan disímbolos, que la Unidad de Fiscalización del IFE admitió que el costo unitario de los cilindros que compró Luis Videgaray, se registraran en un centavo, mientras que los que compraron los partidos de izquierda se registraran en un peso.
Y todo para que el candidato del tricolor no rebasara los topes de campaña y evitar multa para el PRI y de pilón para que Videgaray resultara salpicado.
Lo que algunos han calificado como pericia contable de los del PRI, en realidad no es más que un truco barato que sería inadmisible, aquí y en China, si se aplican los “Principios Generalmente Aceptados de la Contabilidad”.
Que entre otras cosas señalan que la información debe ser objetiva no solo para que sea cierta, sino también para que sea comparable.
Es inaceptable que el costo de una gorra que en el mercado cuesta 16 pesos se registre en 25 centavos en la contabilidad del PRI, solo porque se trata de un “gasto prorrateable”.
No hay que darle muchas vueltas, ni esperar tantos meses.
Si los gastos se registran utilizando el mismo criterio en cada partido, los resultados indudablemente mostrarán que el candidato del PRI gastó muchísimo más dinero que el resto de sus competidores.
Falso lo del embajador
Para quienes todavía sostienen que el gobierno de los Estados Unidos está mandando un mensaje cifrado al gobierno de Peña Nieto con una supuesta filtración al New York Times, se les recomienda escuchar el desmentido que hizo ayer por la mañana el secretario de la Reforma Agraria, Jorge Carlos Ramírez Marín.
En el programa de Carmen Aristegui, Ramírez Marín admitió que se reunió con el embajador Anthony Wayne y Miguel Osorio Chong.
Pero también afirmó que es totalmente falso que en esa reunión, el embajador de los Estados Unidos haya mencionado siquiera el nombre del general Moisés García Ochoa.
Más del Moreirazo
Según publicó ayer el San Antonio Express News, la autoridades de Corpus Christi, en Texas, confiscaron ayer 2.3 millones de dólares del Banco Butterfiel, en Bermuda, a Héctor Javier Villarreal, quien fuera tesorero del exgobernador Humberto Moreira.
Según el reporte del procurador, a través de su oficina en Houston, Villarreal “transfirió fondos robados del estado de Coahuila a una cuenta en Brownsville y más tarde a Bermuda. La cuenta pertenecía al banco JP Morgan Chase y fue inicialmente abierta por Altagracia Daniela Rodríguez García, que, según el diario de San Antonio, es amante de Villarreal.
Además, dice la resolución del procurador federal americano, que del 2009 al 2011 el extesorero, ayudado por su amante, transfirió 35 millones de dólares a Estados Unidos, fondos cuyo origen son “préstamos fraudulentos”.
Confesiones de un excanciller
Resultó sorprendente la confesión que el excanciller Jorge Castañeda hizo ayer en un programa de radio.
El exsecretario de Relaciones Exteriores de Vicente Fox dijo que le constaba que el “gobierno del cambio” había pedido el parecer al gobierno de los Estados Unidos para la designación del secretario de la Defensa, general Gerardo Clemente Vega.
No estaría nada mal que el excanciller revelara más detalles de cómo fue que el presidente de México “consultó” al gobierno de los Estados Unidos la designación.
¿Qué no habíamos quedado en que somos una nación independiente y que si Fox corrió a Aguilar Zínzer fue porque declaró que México “era el patio trasero” de Estados Unidos?