De verdad me sigue pareciendo absurdo y hasta obsceno lo que la gente hace por sus “colores”, entendiendo como tales los diseños de los uniformes que portan los equipos de sus amores, así como todos los souvenirs relativos a la misma marca. Aunque ocurre con muchas disciplinas deportivas y también con el ambiente artístico, hoy me centraré en el balompié, mejor conocido por los anglófilos como football.
El origen de lo escrito por Juvenal estaba destinado exclusivamente a los gobiernos y a la gran manipulación que hacían para distraer al pueblo y encubrir sus fechorías; sin embargo, hoy aplica también para los medios de comunicación, pues todo es un negocio. Entre tantas cosas que abomino es, por ejemplo, que se refieran a la selección nacional como “el equipo de todos”. ¿Todos? A mí nunca me han repartido ni un céntimo de las pingües ganancias que producen estas megaempresas. Realmente es vergonzoso.
En fin, son cosas del capitalismo que, como señaló el célebre Winston Churchill, es el menos malo de los sistemas económicos.
Es más, los pocos ricos que se registran en la historia de la humanidad han sido cautos a la hora de gastar (este es un tema más de sociología y psicología que de finanzas). El tema es casi inagotable y
baste decir que arranca desde hacer una gran comilona para departir con amistades y seres queridos y ver cómo pierde ¿nuestra? amada selección, pasando por asistir en persona para ser testigos de dicha derrota, y hasta comprar todo tipo de artículos con motivos relativos al mentado equipo. Lo mismo ocurre con las escuadras locales.
¿Te has puesto a pensar que los múltiples cambios de diseño en uniformes y demás parafernalia no obedecen a un tema deportivo, sino total, completa y absolutamente a uno de mercadotecnia? Y a final de cuentas…¿con qué te quedas? Si tu bolsillo lo permite y esto lo consideras una catarsis, ¡perfecto! Sigue adelante. Pero el colmo de los colmos es que conozco muchos casos de gente que se endeuda con estos menesteres.
Disfruta en función de la capacidad real de tu cartera. Piénsalo. Viendo el futbol en la televisión, el gasto es infinitamente menor.
Recuerda que “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.