Pasos para salir de deudas

Cientos de miles de personas estamos o hemos estado endeudados y hoy escribiré de lo que a mí me ha funcionado para solventar tan gravoso problema. Como paso número “cero” es indispensable saber por qué llegaste a esta situación: pérdida de empleo; reducción del salario; quiebra del negocio o disminución radical en las ventas debido […]

Cientos de miles de personas estamos o hemos estado endeudados y hoy escribiré de lo que a mí me ha funcionado para solventar tan gravoso problema.

Como paso número “cero” es indispensable saber por qué llegaste a esta situación: pérdida de empleo; reducción del salario; quiebra del negocio o disminución radical en las ventas debido al confinamiento; o darle gusto al cuerpo todo el día, todos los días.

Penosamente la mayoría de las personas, cerca del 90 por ciento, se identifican con esta última opción. Pero bueno, de todos modos, lo hecho, hecho está y habrá que dedicarse a resolver tan apremiante situación.

Es muy importante que cobres consciencia de que mientras no contengas tu feroz apetito por comprar y consumir, ni Dios Padre (lo digo con todo respeto) podrá ayudarte.

¡Aprende a gastar!

1. Recuento de los daños. Lo primero que debes hacer es poner “en blanco y negro” (y sin mentirte) todo lo que debes, desde las tarjetas de crédito, préstamos personales y de nómina, hasta los empeños y lo fiado en la tiendita de la esquina.

Lo que debes anotar es tasa de interés, plazo (las tarjetas de crédito no lo tienen), monto adeudado, institución y tipo de contrato (por ejemplo, de institución financiera o comercial, como las tiendas departamentales, e incluso de particulares).

Pon como deuda prioritaria aquel crédito que te cobre la mayor tasa de interés (ojo: no al que debas más) y así sucesivamente.

2. Negocia. Las instituciones a las que les debes no te quieren embargar. El proceso les cuesta mucho dinero y al final recuperan menos de lo que les adeudas. Lo que buscan es cobrarte, es decir, quieren dinerito constante y sonante, así que negocia y pide reestructuras y planes de pago a la medida de tu bolsillo.

3. Consolida. Muchas instituciones financieras “compran” tus deudas, lo que significa que te dan dinero para liquidar tus demás deudas con condiciones especiales en cuanto a tasa y plazo. Revisa esta opción que puede llegar a ser sumamente atractiva.

4. Hipoteca de pasivos. Llegamos al paso final, pero antes de explicártelo te prevengo que, si no tienes una excelente asesoría, ni siquiera lo intentes. Se trata de que en caso de contar con algún bien raíz (casa, departamento) lo puedas hipotecar para que baje muchísimo la tasa de interés sobre tu pasivo, obtengas un mayor plazo y, al mismo tiempo, conozcas con certeza tu pago mensual, que seguro será mucho menor que lo que venías pagando en todos los demás créditos.

Insisto: si te decides por esta opción de hipoteca de pasivos debes entender cabalmente lo que significa, pues si no dejas de gastar en boberías ni te ciñes a un presupuesto, puedes hasta perder tu casa. ¡Hay que estar súper abusados! No dejes la salud por culpa de las deudas. En verdad que lo único que no tiene solución… es el panteón.

Recuerda: “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.

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