Algo deberán hacer los responsables de la comunicación en el Gobierno Federal para que disminuya el porcentaje de los que creen que en el 2014, estamos peor que en el 2012, en materia de seguridad.
Si consideramos que los índices delictivos han bajado sensiblemente desde que Felipe Calderón dejó de ser presidente de la República, se puede concluir que los responsables de la imagen del Gobierno Federal en materia de seguridad no han hecho bien su trabajo.
Michoacán es un buen ejemplo de este fracaso.
Por su afán de protagonismo, desde hace dos meses el comisionado para la seguridad de Michoacán, Alfredo Castillo, regresó a la política de comunicación del gobierno de Felipe Calderón: hablar de la delincuencia organizada todos los días y hasta de supuestas bandas de caníbales y traficantes de órganos de niños.
Pero además: ¿Cómo “vender” la idea de que los mexicanos estamos seguros si todos los días se manda el mensaje de que las fuerzas federales necesitan recurrir a un grupo de criminales paramilitares para que haya seguridad?
Juez y parte
El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, deberá decidir pronto qué hacer con Joel Ortega.
Y es que durante la comparecencia del director del Metro en la Cámara de Diputados, lo único que quedó claro es que Ortega está haciendo todo lo posible para echarle la culpa a Marcelo Ebrard por haberse apresurado a poner en operación una obra que “tenía fallas desde el inicio”.
Sin embargo, de acuerdo a lo que han señalado los constructores de la línea 12, la culpa la tuvo Ortega por no haberle dado el debido mantenimiento.
Estando las cosas como están, entre lo que parece ya un pleito personal entre Joel Ortega y Marcelo Ebrard por lo del News Divine, no suena mal la propuesta que hizo ayer la diputada perredista Yesenia Nolasco, que Ortega renuncie al cargo porque no se puede ser juez y parte.
Cueste lo que cueste
El presidente Enrique Peña Nieto dijo ayer que está decidido a que la paz retorne a Michoacán “cueste lo que cueste y no importando lo que haya que hacer”. Y eso, está muy bien.
Ahora nada más falta que el gobernador Fausto Vallejo, y el comisionado para la seguridad de Michoacán, Alfredo Castillo, hayan entendido bien lo que el presidente quiso decir.
Se trata de que la autoridad asuma su responsabilidad con apego a la legalidad, y de no permitir más que los grupos paramilitares, ni los Templarios, anden tomando ciudades, pueblos y comunidades a su antojo.