El mundo terminaba justo donde se anclaban dos columnas en el estrecho de Gibraltar; ahí, los pilares de Heracles en la mitología marcaban Non Terrae Plus Ultra, para expresar que “no hay tierra más allá”, desde ese punto marítimo, era un limbo desconocido, peligroso para todos los hombres y mujeres de la antigua Grecia.
El más allá, ese lugar confuso, místico e incierto, en el que incluso nos gusta hacerlo metáfora de divinidad y creer que ahí existe una vida póstuma, de la cual una vez de ese lado nadie vuelve, porque es un oriente eterno de descanso.
Pero para Andy Kaufman, esto parece resultar ínfimo, o al menos así lo describió el actor estadounidense Jim Carrey hace 20 años, cuando se envistió del comediante y lo personificó en El lunático (1999), película de Milos Forman.
Carrey llegaba al set diariamente poseso como Kaufman, durante todo el rodaje sólo respondió al nombre del difunto cómico fallecido en 1984, porque argumentaba que el humorista hablaba ahora a través de él, para hacer una cinta de su vida.
Estas experiencias fueron rescatadas en Jim y Andy: El gran más allá (2017) — incluyendo una mención muy especial y obligada por contrato a Tony Clifton—, documental realizado con material del detrás de cámaras de la filmación de El lunático y que describe el proceso creativo de Carrey.
Kaufman y Carrey comparten la misma fecha de nacimiento, son del 17 de enero, el difunto hubiese cumplido 70 años este 2019, pero el próximo 16 de mayo se conmemoran 35 años de su deceso. Ambos comediantes cuestionan su realidad a través del arte.
En el testimonial, el protagonista de La máscara (1994) es entrevistado y revela que el material original no había salido a la luz pública porque Universal Studios lo mantuvo bajo resguardo, creían que si se ventilaba juzgarían al histrión de ser un imbécil que perdió la cabeza.
“Para mí, Andy (Kaufman) es ‘el más allá’. Ya no sabía quién era cuando acabó la película, no sabía de política, no me acordaba de lo que me hacía a mí mismo como persona, de pronto me sentía infeliz, y me di cuenta de que otra vez pensaba en mis problemas, regresaba a mi corazón roto”, es parte de lo que expresa Carrey.
“Y me dije ‘te sentías muy bien cuando eras Andy, porque estabas libre de ti mismo, mandaste a Jim Carrey de vacaciones, cruzaste una puerta sin saber qué te esperaba, del otro lado te esperaba todo’”, continúa.