Hoy inician las mesas de trabajo para la Asamblea del Partido Revolucionario Institucional y aunque las cosas ya las lleva medio planchadas el líder Enrique Ochoa, un punto será el que podría empantanar la discusión. Porque todo aparenta que los rebeldes aceptarían la figura de postular a simpatizantes que no pertenecen a las filas del partido pero tendrían que buscar la candidatura compitiendo con los militantes que también aspiren. Y es ahí donde, como dicen en los ranchos, la puerca torció el rabo.
El juez infantil
Edgar Rodríguez Beiza dio muestra de que es un juez con el temperamento de un niño. Y es por eso que cuando estuvo a punto de caerse de su silla en una audiencia, el juez 23 de Control Procesal tomó la decisión de rajar la silla. Todo quedó grabado en video y subido a las redes sociales. ¿Se imagina en manos de quién puede ser juzgado cualquier ciudadano? Lo peor del caso es que ahora que se hizo público el berrinche ya le están saliendo más trapitos al sol a Rodriguez Beiza, como haber liberado a un presunto homicida porque cambió el horario de la audiencia, el Ministerio Público no llegó a tiempo, y el Juez decidió liberar al acusado.
Piel delgada queretana
El que ya no ve la puerta es el panista Francisco Domínguez, gobernador de Querétaro, quien está enfrentando severas críticas en su estado por acusar a varias personas del delito de motín por haber protestado en el desfile del día del Trabajo, en el 2016. El 1 de mayo de ese año, varios maestros protestaron en el evento y gritaron consignas contra el líder del SNTE en el estado, Maurino Morales, y hasta le aventaron algunas camisetas; para mala suerte de los manifestantes, el líder estaba en el presídium sentado a un lado del gobernador. Caro les salió el “insulto”, pues el gobernador emprendió la ofensiva judicial y presentó una denuncia contra 19 personas por “amotinarse” contra el Estado. Al menos uno de los maestros está ahora en prisión. Ahora, el panista enfrenta el reproche de varios grupos sociales que le piden no tener la piel tan delgada y aguantar la vara de los inconformes.