El conflicto laboral que se vive en Matamoros, Tamaulipas, más allá de ser la primer huelga en toda regla en el presente sexenio, podría ser el primer aviso de una serie de cambios en la relación obrero-patronal, y también el inicio de movimientos y reacomodos al interior de los sindicatos. La ratificación por unanimidad en el Senado de la República del Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo habría dado inicio a un proceso de cambio, abriendo la posibilidad del surgimiento de nuevos sindicatos, y por ende posibilitando la terminación de los acuerdos que durante décadas han mantenido los principales líderes sindicales con los industriales. Si a eso se agrega que el presidente López Obrador ha prometido la democratización de los principales sindicatos en el país, podríamos estar ante el inicio de una transformación más profunda. Atentos.
De lo reflectores a la sombra
Eduardo Tricio Haro, presidente del Consejo de Grupo Lala ha pasado de partir plaza en eventos públicos y de acaparar reflectores durante el sexenio de Enrique Peña Nieto a un muy discreto bajo perfil en la actual administración federal. Nos comentan que todo esto tiene sus razones, pues el empresario fue uno de los grandes beneficiados durante el gobierno anterior, con contratos millonarios en el sector petrolero relacionados con pozos terrestres, por ejemplo. Además, aunque Grupo Lala es una de las empresas que mayor cantidad de agua potable consumen en el país, nos comentan que han encontrado un mecanismo para no pagarla. ¿Será por eso que Tricio Haro se ha alejado de los reflectores? ¿Qué podría encontrarse en una revisión más minuciosa?
Misma historia
Para la reforma del artículo 19 constitucional (con el fin de actualizar los delitos que ameritan prisión preventiva) la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados (presidida por el morenista Mario Delgado) ha informado que realizarán audiencias públicas en formato de parlamento abierto ‘para escuchar a todas las voces’. Hasta ahí todo suena muy bien, sin embargo, no se puede olvidar que los mismo se hizo para analizar la creación de la Guardia Nacional, y al final de muy poco (o de nada) sirvió; es más, las organizaciones de la sociedad civil terminaron acusando una simulación y se negaron a validar una decisión que ya parecía tomada de antemano. ¿Por qué sería diferente esta vez?