Existen diversas formas de explicar lo que es el interés compuesto, desde la puramente matemática, que no nos ocupa el día de hoy, hasta algunas más coloquiales como el simple hecho de abrir el estado de cuenta de la tarjeta de crédito un mes después de haber dejado de pagar. ¡Sorpresa! Lo que ahora debes es mucho mayor, y no sabes ni por qué.
Hoy quiero comentar de la manera más sencilla de entender lo que significa este concepto tan técnico, y lo haré con un cuento indoarábigo que por motivo de tiempo no transcribiré a la letra.
Érase una vez un reino que buscaba a un sabio para que le hiciera un favor al monarca: quitarle lo aburrido. Y sí, efectivamente lo logró enseñándole el juego de ajedrez.
El Rey quedó tan complacido que le dijo al hombre que le pidiera lo que fuera y que con gusto se lo daría. ¿Qué ocurrió? Pues que pidió algo aparentemente muy básico como un grano de trigo en el primer cuadro del tablero de ajedrez e irlo duplicando sucesivamente hasta terminar en el número sesenta y cuatro.
Para no hacer más larga la historia al sabio le acabaron cortando la cabeza por pasarse de listo pues al principio parecía que su petición era poca cosa, pero resultó que en realidad era impagable
Hagamos cuentas: un grano en el primer cuadro; dos en el segundo; cuatro en el tercero; ocho, dieciséis, treinta y dos, sesenta y cuatro, ciento veintiocho…
A la mitad del tablero llevaríamos más de dos mil millones de granos y ni te cuento cuánto es al terminar el ejercicio; baste decir que toda la producción de granos del planeta no alcanzaría para pagarle al inteligente varón.
¿Por qué viene al caso esta historia? Pues porque resulta que un microorganismo es capaz de contagiar vertiginosamente al total de la población mundial si no se toman las medidas necesarias y de ahí la suma importancia de considerar con absoluta seriedad lo que significa una pandemia.
Insisto, la propagación se puede hacer como el cuento del ajedrez y sería catastrófico el resultado. Primeramente, en el tema de salud y en segundo lugar en la economía personal, familiar, nacional y mundial. No es un asunto nada menor por lo que debemos de llevar a cabo todo lo que esté al alcance para librar esta batalla numérica. La ventaja que tenemos es que conocemos hasta donde puede llegar y la manera de detenerla.
No escatimemos esfuerzos. Todos unidos lo podemos lograr.
Recuerda, “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.