Que no olvidemos la lección

Corría el 19 de septiembre de 1985 a las 7:20 de la mañana y un terrible sismo sacudió principalmente a la Ciudad de México, entonces llamada Distrito Federal, y varias zonas más del país. La catástrofe fue mayúscula. Hubo una gran cantidad de muertos, aunque el gobierno sostenga siempre que unos cuantos nada más. También […]

Corría el 19 de septiembre de 1985 a las 7:20 de la mañana y un terrible sismo sacudió principalmente a la Ciudad de México, entonces llamada Distrito Federal, y varias zonas más del país.

La catástrofe fue mayúscula. Hubo una gran cantidad de muertos, aunque el gobierno sostenga siempre que unos cuantos nada más. También fuimos decenas de miles las personas damnificadas. En aquellos momentos la gente desesperada por perder su patrimonio se lamentaba no haber asegurado su casa, pero ya nada había que hacer.

Una historia similar ocurrió exactamente 32 años después con el terremoto de 2017 que, si bien no fue tan intenso como el del 85, si causó fuertes pérdidas materiales y por desgracia también cobró vidas.

Recuerdo perfecto que en este último evento mucha gente me buscó y otra tanta me consultó sobre las coberturas del seguro de vivienda, pues en realidad habían quedado muy sensibles e impresionadas con los acontecimientos de la madre naturaleza. Todo el mundo juraba y perjuraba que ahora sí el espíritu previsor había llegado para quedarse y que nunca más dejarían de pensar en todos los perjuicios de no ahorrar en las “vacas gordas” para hacer frente a las “flacas” y sobre todo asegurarse.

¿Qué ocurrió? Pasaron los meses y por ahí de diciembre de ese mismo año me encontré con varias personas (por aquello de las reuniones decembrinas) y les pregunté: “¿Qué seguro compraste?” a lo que contestaron con un dejo de sorpresa “¿Cuál seguro?” …

¡Obvio!… pasó el susto y junto con él la consciencia de prevención. Esto no es nuevo para mí con más de cuatro décadas trabajando en el sector financiero; lo digo con tristeza y al mismo tiempo con coraje pues la gente sigue pensando en gastar en tontería y media antes de asegurarse.

Todo este cuento viene a colación por lo que estamos pasando ahora con la pandemia y la crisis económica. En este momento prometemos portarnos bien para toda la eternidad, empezando por el adecuado manejo de nuestro bolsillo.

Escucho casi todos los días en diferentes lugares y de distintas personas que el mundo ya cambió y que nunca volverá a ser como antes. Lamentablemente creo que pasado cierto tiempo todo regresará a ser como era hasta 2019 con gente esperando que el patrón, el gobierno o la divina providencia, con todo respeto, les resuelva lo que era su obligación cuidar y proteger, desde su integridad física, salud y vida, hasta su economía.

Ojalá me equivoque.

Recuerda, “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.

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