Ante la avalancha de críticas que se le vinieron al PRI por la reforma a sus estatutos en relación con el IVA, su presidente formal César Camacho Quiroz, anda diciendo que la reforma no implica necesariamente que el PRI quiera que se generalice el IVA.
“Se equivocan, y seguramente algunos con una buena dosis de mala fe, los que atribuyen al PRI el deseo de generalizar el IVA, esto no es así” dijo el presidente del partido.
Sin embargo, si esto no es así, ¿para qué reformar los estatutos priistas?
Sin duda alguna, el lenguaje del nuevo PRI es tan claro como el de los años setentas, cuando a los aumentos de impuestos se les llamaba “adecuaciones fiscales”.
Pónganse de acuerdo
Mientras que para algunos perredistas, como el secretario general Alejandro Sánchez Camacho, la reforma de los estatutos priistas será motivo para que termine el Pacto, para otros, como el presidente del PRD Jesús Zambrano, lo de la generalización del IVA no puede romper el Pacto ya que los firmantes nunca acordaron específicamente lo del IVA.
O sea que ni se afirma, ni se niega, sino todo lo contrario.
La inolvidable roqueseñal
Y como para no perder vuelo con eso de los aumentos de impuestos y precios de los productos del sector público, el senador priista David Penchyna saló ayer con la propuesta de aumentar el precio de la gasolina, como si el que hubiera ganado las elecciones hubiera sido Gabriel Quadri.
A lo mejor los tricolores no se han dado cuenta que una cosa es que el presidente Peña Nieto haya podido apaciguar a la Maestra Elba Esther, pero otra muy distinta es que crean que esa demostración de fuerza es suficiente para poder decretar aumentos a diestra y siniestra.
Aumentar cargas fiscales e impuestos sin acreditar previamente que los recursos se manejan honestamente, es la mejor forma de perder rápidamente lo ganado.
Es cosa de recordar que a pesar de que Ernesto Zedillo aumentó su popularidad al meter a Raúl Salinas a la cárcel, el PRI perdió estrepitosamente en 1997, entre otras cosas, por el incremento de un 50 por ciento al IVA.
El efecto fue tan devastador que es fecha que los tricolores no han podido recuperar el control que tenían del Congreso, como tampoco se ha olvidado la famosa “roqueseñal” de 1995.